Las nuevas dársenas que se construyeron en algunas calles del centro, como parte de la remodelación de la Peatonal San Martín y las plazas Alvear y 1° de Mayo, pronto adquirieron un uso no esperado: se convirtieron en improvisadas playas de estacionamiento. Los autos ocupan todos los espacios libres, no importa cuáles: las ochavas, las paradas de colectivos. Como el control es escaso, el descontrol aumenta. El punto crítico suele ser la cuadra de calle Urquiza, entre Papa Francisco y Peatonal. Pero el problema crece y se expande.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora