El hombre, uno de los tantos que han hecho de los bancos de Plaza 1° de Mayo parte de su rutina diaria, está sentado en una esquina que es, literal, un obrador: los trabajadores martillan, maniobran herramientas, corren maquinaria, ordenan el desorden, parte de los trabajos de remodelación de ese sector céntrico de Paraná. El hombre se ubicó en la porción umbrosa de la Plaza: a su alrededor ocurre una escena turbadora. Mientras el ruido ambiente lo cubre todo, el hombre se entretiene dándole de comer a las palomas. En un momento, muchas palomas lo rodean. Las palomas ni se inmutan con los transeúntes. El ruido, la ciudad, el movimiento, todo eso es ajeno a este hombre y sus palomas, en un mediodía de viernes, soleado y caluroso.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora