A veces es el mobiliario urbano. Otras tantas, las obras de arte distribuidas en plazas y paseos públicos. Pero también ocurre que elementos indispensables, necesarios, corrientes, también sufren el destrozo, el robo. Eso pasa en el camping Toma Vieja, donde han desaparecido mesas y asientos de cemento, y cestos de residuos. Alguna vez, los empleados habían pintado leyendas con frases del estilo «no robar», pero la maniobra se reveló ineficaz. El robo hormiga, lamentablemente, sigue.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.