Por José Dumoulin (*)
El hecho ocurrió en una ciudad que está a 65 kilómetros de Paraná, de 7.700 habitantes.
Y de no seguirse con los caminos que se esperan frente a una situación de este tipo, podría tener los ribetes de escándalo: un miembro del clero, en abierto desentendimiento de su voto de castidad, habría dejado embarazada a una feligresa.
Nada nuevo en el clero entrerriano.
Hay antecedentes de hechos similares. Todos, casi todos, en conocimiento de la jerarquía católica.
Una mujer, en una ciudad del norte de la provincia, mamá de un chico de 11 años, esperó, en vano, que el papá, un sacerdote que fue trasladado a otra provincia, se hiciera cargo de su responsabilidad.
No lo consiguió. No consiguió que su hijo pudiera ejercer el derecho a su identidad, a pesar de sus reclamos y demandas.
Otra vez, aparentemente nos encontramos ante un nuevo caso de un sacerdote que habría dejado embarazada a una chica.
Como es de esperar en la Iglesia de Paraná, todo se maneja en el más profundo silencio.
Nada se dice. Ni oficialmente ni extraoficialmente.
Pero la noticia está diseminándose rápidamente.
Por supuesto, es un tema delicado, sobre todo atendiendo a la chica-mamá, que como sucede en estos casos seguramente debe ser tratada como la mala de la película, como si solo dependiera de ella la responsabilidad del embarazo.
Ahora bien, aquí lo que se vuelve a poner en el tapete son las actitudes que se adoptan o se pueden llegar a tomar frente a este tipo de casos desde la parte de las autoridades de la Iglesia.
¿Qué se le sugiere desde las autoridades de la Iglesia al sacerdote en cuestión?
Lo que no cabe duda, bajo ningún aspecto, es su responsabilidad en la paternidad, lo que implica hacerse cargo de esta nueva vida.
Pero la duda que subsiste es si efectivamente ése será el camino que finalmente sigan las autoridades eclesiásticas frente al caso.
Esa exigencia, ese proceder que se exige, conlleva darle una identidad, un apellido, introducirlo en una historia familiar, la presencia afectiva como cualquier padre responsable frente al que está por nacer.
Por supuesto, la cuestión económica también es importante para el desarrollo de esta persona en gestación.
Es por eso que apelamos a la responsabilidad de las autoridades de la Iglesia. Esperamos que haya coherencia de parte de las autoridades competentes, que señalen correctamente el camino a seguir y el acompañamiento a este papá y a esta mamá con el orgullo de lo que significa una nueva vida.
(*) Expárroco de la Parroquia Santa Rosa de Lima, de Villaguay.