El cierre, épico -esa épica de este tiempo, sosegada, chillona, nada pretenciosa-, fue con el Rey del Karaoke, ese hacedor de hits que, cuando se lo escucha, hace mover de las sillas, y que transporta a aquel tiempo de la radio AM y de los videoclips de la tele de los 80, las videocasetteras, los videocasettes, la revolución que siguió al vinilo: Sergio Denis, desde atrás, copa la parada y llena la sala: «Un poco loco».
La sala de Casa Boulevard, la noche del jueves, una noche quieta, se llena entonces de esa alegría contagiosa e inexplicable que sigue cuando los prejuicios y el pudor se quedan a un lado y la platea explota en aplausos. Así cierra «El amor es un rayo», el espectáculo que montaron Julián Stoppello y Silvio Godoy, al que se suma con su voz la talentosa Natalia Damadián, que va por su tercera presentación. Hay textos de Jorge Luis Borges, letras de Julián Stoppello, el oficio de Silvio Godoy con la guitarra y con su voz, las canciones de Maná, Carlos Mata, y Jeanet Rodríguez, las telenovelas de la tarde, y los temas musicales de las novelas de la tarde.
En un momento empieza a sonar otro juglar del melodrama, José Luis Perales, y no con esa canción que es una obviedad de los culebrones, «Y cómo es él». No. Esa no. Vamos arriba, aplausos: «Te quiero /Y eres el centro de mi corazón / Te quiero / Como la tierra al sol». No hay pistas: es la guitarra de Silvio Godoy, la voz de Silvio Godoy, la voz de Julián Stoppello, la voz de Natalia Damadián, y toda la platea coreando el estribillo. Antes, Carlos Mata, el autor de «Que por qué te quiero», la cortina musical de «Topacio», el novelón con Grecia Colmenares. Pero en «El amor es un rayo» suena otra de Mata: «Mi vida eres tú», la canción de «Cristal», 1985, la telenovela ícono.
Julián Stoppello es un artesano de la palabra y ha escrito libros exquisitos -«Mala letra», y se ha transformado en un gestor cultural que cuida y cura la Feria del Libro de Paraná y la transformó en lo que ahora es, que fue (es) periodista, que transitó los medios gráficos, también la tele, y de todo ese tránsito se armó con una armadura que ahora, acá, le permite subirse a un escenario vestido de superhéroe de cartón y cantar las canciones que escribió en la pandemia, porque Julián Stoppello es ahora autor de canciones de amor. Le canta al amor con su estilo corrosivo y crepuscular, y cuenta tanto que es como si hubiera vivido mil vidas.
Siempre habló del amor, del desamor, de lo fatídico, de lo trágico, esa acidez para hablar de las incómodas mesas familiares, de su papá que murió de tristeza, y de esa novia que una noche lo plantó con la promesa de matarse por amor. No se mató por amor. Ahora, en el escenario de Casa Boulevard, Julián Stoppello le pone humor a aquel desamor, y recrea sus propios demonios, y los exorciza, y les habla de tú a tú, esas herramientas que da una vida recostada en el consultorio del terapeuta. «Estoy todo tomado», dice Julián, esa frase que sirve para hablar de su cuerpo, su salud, su estado de ánimo o su desamor. Risas.
«El amor es un rayo» es una explosión, un desenfreno, una preciosura en la escena paranaense. Hay talento, mucho, canciones, textos y un estilo karaoke que cruza con un destello de felicidad ese tiempo escaso y mínimo, un espectáculo que sube a escena, y que ojalá vuelva pronto. Todos necesitamos del amor, de ese rayo.
Ricardo Leguizamón
De la Redacción de Entre Ríos Ahora