La Iglesia Católica volvió a atravesar otro tembladeral mediático. El escándalo del convento carmelita de Nogoyá desnudó una realidad que pocos conocían: la existencia de una congregación religiosa con prácticas del medioevo, con la utilización del cilicio como forma de entrega a Dios. Un grupo de exmonjas hizo público el calvario que les tocó vivir ahí adentro. Y un fiscal intervino. Como en el caso del cura Justo Ilarraz, primero, y Marcelino Moya, después. Ahora, les toca a las monjas. Tres causas que ponen a la Iglesia en tela de juicio.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.