
- Por Christian Leissa (*)
Leyendo en las redes sociales he notado que hay muchos que repiten sin saber de qué hablan, por eso, voy a dejarles algo que quizá a algunos les sirva. Creo que nadie está en contra del mérito ni del esfuerzo. Es algo absolutamente valioso y necesario para tener una sociedad mejor.
De lo que muchos y muchas estamos en contra es de la meritocracia, que es una farsa y un simplismo que solamente sirve para justificar todas las injusticias sociales.
La merotocracia es un mecanismo social e ideológico que se basa en que una persona es pobre, o no tiene acceso a un buen nivel de vida solamente porque no se ha esforzado lo suficiente!!!
Yo les pregunto, con la mano en el corazón (si es que tienen corazón) ¿En serio creen en la meritocracia?
¿De verdad creen que un peón de campo, una empleada doméstica, un albañil, una empleada de comercio, una enfermera, un changarín son pobres solamente porque no se esfuerzan lo suficiente?
¿Acaso un juez, un diputado, un hijo o hija de empresarios, o de famosos, o futbolistas, o tenistas, o cantantes viven mejor porque se han esforzado más que los anteriores trabajadores que nombré y por eso viven mejor?
¿Les parece a ustedes lo mismo a la hora de buscar un trabajo ser de un apellido o de otro, ser blanco o medio morocho, tener rasgos europeos o de pueblos originarios, tener buena ropa o ropa prestada de un talle o dos más grande?
¿Les parece que el que nace en el Chaco en el seno de una familia pobre tiene las mismas oportunidades que el que nace en Buenos Aires en una familia de clase acomodada?
¿Tendrá las mismas oportunidades de éxito económico un mecánico poco habilidoso, que tiene a su padre con un taller montado a todo trapo que un mecánico brillante y trabajador pero pobre?
¿Los niños y niñas con éxito escolar porque tienen atrás el apoyo una familia que pudo estudiar, se esfuerzan más que un niño o niña que en la familia son analfabetos y así y todo logra aprender a leer y escribir?
¿Se dan cuenta que no pensamos lo que repetimos a veces?
¡No seamos loros y loras de un sistema social injusto o cómplices de los medios de comunicación, que nos hacen pensar como sus dueños quieren que pensemos!
¡No seamos nuestros propios verdugos!
Sino después no nos quejemos cuando no nos alcanza la plata, a pesar de trabajar cada vez más horas y estudiar cada vez más…
¡Hay que dejar de querer salvarse solos y de culpar a los pobres de nuestra pobreza!
Urge un nuevo contrato social.
Mis respetos a los hombres y mujeres que a pesar de haberse roto el lomo toda la vida, cobrando dos mangos o inclusive en negro, la siguen luchando, siguen soñando que mañana todo irá mejor…
(*) Christian Leissa se define como docente isleño, entrerriano y argentino. A veces, escritor de cosas incómodas.