(Desde 1983 quedaron 121 soldados sin identificar tras la guerra de las Islas Malvinas. Sin embargo, luego de diez años de trabajo de un excombatiente y la investigación de un equipo forense liderado por la Cruz Roja, 90 de esos soldados ya tienen una placa identificada. El pasado 26 de marzo viajaron los parientes de los caídos y, en una jornada llena de emoción, finalmente se encontraron con sus seres queridos.)
Por Diego Dlugovitzky (*)
Para el judaísmo, la vida es lo más sagrado que existe.
Respetar la propia vida como así también la de los demás, es un mandato prioritario.
En ese sentido, cada persona es única e irrepetible. Su vida y su historia también lo es.
Es por esto y también, pensando en las familias, es que en Israel no existe la tumba al soldado desconocido.
Cada familia que pierde a un ser querido en un conflicto bélico, debe tener la oportunidad de sanar sus heridas, de tener un lugar dónde llorar y saber, que su amado familiar, descansa en paz en un lugar determinado.
Debo reconocer que me causa una profunda emoción y orgullo por mi país, que se haya podido cerrar el círculo para tantas familias que hasta el día de hoy no sabían qué había sido de sus hijos, hermanos, padres….
Desde hoy, decenas de familiares podrán vivir con una mochila menos, podrán saber en qué lugar caerán sus lágrimas y esos heroicos soldados de Malvinas, descansarán en paz.
Sea Bendita su Memoria.
(*) Preside la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) de Paraná, y a nivel nacional es presidente del Consejo Federal de DAIA.