Diez días después de haberlo separado del caro de párroco de San Ramón Nonato de Nogoyá, el Arzobispado de Paraná anunció este viernes que abrió una investigación canónica sobre el sacerdote Carlos Alberto Benavidez, salpicado por numerosos escándalos sexuales.

Benavidez tiene dos denuncias en la Justicia formuladas por dos hombres de Nogoyá: una la presentó el changarín José Sánchez, que reveló que el cura le pagó $1.000 por un servicio que primero fueron masajes y después terminó en una relación sexual. Un papá divorciado, cuya hija asiste a la escuela parroquia, D.M., primero formuló la denuncia ante el propio arzobispo Juan Alberto Puiggari, y después fue a la Justicia.

Precisamente, a partir de la presentación formulada por escrito por D.M. ante el Arzobispado y «las versiones periodísticas», según explicó el vocero de Puiggari, el cura Ignacio Patat, y ante «supuestas conductas impropias del sacerdote Carlos Benavídez de la Parroquia San Ramón de Nogoyá, no relacionadas con menores de edad» ni con las instituciones educativas, “se ha iniciado la investigación canónica correspondiente ni bien el arzobispo tuvo contacto con la misiva”.

Patat, en diálogo con FM Corazón, la radio de la curia, señaló que “hasta el momento, ésta ha sido la única comunicación formal que este Arzobispado ha recibido, y al momento se ignora si consta alguna en foros judiciales provinciales”. Respecto de Benavidez, expresó que “a fin de facilitar la investigación iniciada por el Arzobispado, se ha solicitado al sacerdote que se mantenga por un tiempo apartado de hecho de la vida parroquial de San Ramón hasta tanto se esclarezca lo sucedido”.

Esa única presentación de la que habla Patat es la de D.M.

El 28 de mayo último fue un día clave. D.M. se lo encuentra al cura a la salida de una panadería, y en ese momento Benavidez “me pregunta por qué no fui más a visitarlo” para pedirle “un consejo espiritual”. Intentó zafar diciéndole que en cualquier momento iría, aunque el sacerdote lo urgió: que fuera ese mismo día, y así hizo D.M. El compromiso del cura fue hacerle un “test psicológico”. Fue a la casa parroquial cerca de las 20. “Me hace ingresar por la puerta principal que desemboca a un tipo salón, luego me hizo pasar para el fondo de la casa, que es un lugar donde hay una mesa y tiene su televisor”, describió en su exposición en los Tribunales de Nogoyá. La primera parte del “test” fue una indagación sobre la vida familiar, el divorcio, la relación con sus padres. Después de 50 minutos, D.M. pensó que la charla, y el “test”, habían llegado a su fin y decide levantarse y empezar a salir.

“En ese momento, Benavidez me dice: ´Pará, no te vayas. Si querés, hacemos el test psicológico´. Acto seguido, el cura se levanta y se dirige a su habitación, y le pide a D. M. que lo acompañe. Lo acompaña. El sacerdote le señala la cama y le recomienda:  ´Acostate, ponete cómodo´. El sacerdote se sienta junto a la cama e intenta calmarlo. “Me dice que me relajara. En ese momento yo estaba acostado. Me dice que pusiera mis brazos al costado de mi cuerpo. Me pide que cierre los ojos. Yo me ponía más nervioso. Me dice, textualmente: ´Comenzá a tocarte con tus manos todo tu cuerpo, y que las manos vayan donde quieran llegar´”, la frase del cura fue la última. D. M. montó en cólera y se retiró del lugar. Eso contó.

Después de tres días de desasosiego, D. M. empezó a averiguar por quién podría realizar un informe de lo que había vivido con el cura. Encontró a esa persona cuyo nombre decidió mantener en reserva. Fue quien le redactó el informe del incidente con el cura Benavidez que, después, fue enviado al Arzobispado de Paraná. Dos días después de haber enviado ese informe, el 8 de junio lo llama un tal “padre Mario” –¿Mario Gervasoni, secretario privado de Puiggari?-. El tal padre Mario lo tranquiliza y le promete que Benavidez sería “sacado” de Nogoyá en breve. Dos días después, el 10 de junio, Puiggari lo llama a D.M. y le cuenta que está “muy apenado”, que ya habían “tomado una decisión con Benavidez, que me quedara tranquilo”. Efectivamente, el lunes 10 de junio la curia retiró de Nogoyá al cura de los escándalos y lo mandó a cuarteles de invierno.

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.