El 6 de septiembre, cuando se conoció el adelanto de sentencia del Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay, que condenó a 25 años de prisión al cura Juan Diego Escobar Gaviria, acusado de cuatro gravísimos hechos de abusos a menores, el arzobispo Juan Alberto Puiggari dio a conocer un comunicado en el que planteó: “Rechazamos con energía este grave delito, y nos llenamos de vergüenza y de dolor cada vez que uno de nuestros sacerdotes es acusado de perpetrarlo”.
“Pedimos humildemente perdón por el dolor que situaciones como ésta causan al Pueblo de Dios y a toda la sociedad humana”, añadió, y completó: “Al mismo tiempo, y más allá del ulterior resultado de otras instancias del proceso que hoy está transcurriendo, renovamos nuestra disposición a colaborar en cuanto nos sea posible con la justicia en el esclarecimiento de los hechos y en la sanación de las heridas provocadas, así como en un cuidado siempre mayor sobre la calidad de nuestros ambientes, en bien sobre todo de las personas más vulnerables”.
Silvia Muñoz, mamá de R,, un chico de 12 años cuya denuncia, en octubre de 2016, abrió la causa penal contra Escobar Gaviria, no quedó conforme con ese pedido a medias de perdón. Lo llamó a Puiggari y le reclamó que pidiera perdón a las víctimas, que viajara a Lucas González, el lugar donde Escobar Gaviria fue párroco entre 2005 y 2016, y se encontrara con las familias. No respondió; entonces, le envió audios de whatsapp al oficial de justicia de la curia, el cura Silvio Fariña, y le hizo saber que, sin una contestación oficial, tomaría una decisión extrema: se encadenaría frente al arzobispado, frente al Paseo Papa Francisco.
La advertencia funcionó.
El jueves, sonó el teléfono de Silvia Muñoz. Del otro lado, la abogada María Inés Franck, licenciada en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, licenciada en Derecho Canónico, secretaria académica de la Facultad Derecho Canónico de la UCA, integrante de la Comisión Arquidiocesana de Protección a los Menores, el órgano creado por la Iglesia de Paraná para dar respuestas a la grave problemática de los abusos por parte del clero.
María Inés Franck.
Franck acordó ir en representación de Puiggari a Lucas González. Llegó este domingo, pasada la mediañana, en colectivo. Y se entrevistó con Silvia Muñoz y Nancy Ruiz Díaz, dos de las mamás de víctimas del cura Escobar Gaviria. El encuentro se extendió entre las 11 y las 13,30, y al final la reunión hubo una evaluación satisfactoria.
«La mandó Puiggari porque él, por problemas de compromisos que tenía, no podía venir. Nosotros le habíamos insistido a Puiggari para que ese pedido de perdón que hizo lo hiciera extensivo a las víctimas, y que además viniera a nuestra iglesia de Lucas González, y se reuniera con nosotros. Fue una reunión extensa que tuvimos», contó Silvia Muñoz.
–¿Qué les pareció la reunión?
–Nos pareció sincera. nos pareció amable. pudimos hablar de todo. en un momento se llenaron los ojos de lágrimas cuando le contamos de los abusos del cura. Quedó en ayudarnos, en darnos respuestas cuando llegue la resolución desde Roma sobre el juicio canónico que le van a hacer a Escobar Gaviria, y con la eventual destitusión del cura.
–¿Quedaron conformes?
–Sí, porque fue una linda charla, entre mujeres, nos entendimos mejor. Con Puiggari, cuando vino la única vez, yo no pude hablar algunas cosas, porque te reservas ante un hombre. Pero con esta mujer hablamos de todo, abiertamente, a calzón quitado. Hay cosas que ella nos dijo que no sabía, que no estaba enterada.
Nancy Ruiz Díaz contó del encuentro a Entre Ríos Ahora y dijo que Franck «fue muy amable; nos escuchó todo lo que le contamos del cura y no podía creer todo lo que había hecho acá Escobar Gaviria».
–¿Qué cosas no sabía?
–Por ejemplo, eso de que el cura no bautizaba a los chicos si los padres no estaban casados o si eran hijos de madre soltera. Otra cosa que ahora cambió es que para tomar los sacramentos antes te cobraban $300, y ahora, solamente $25. Tampoco sabía de los maltratos a la gente en misa. Y sobre todo, no conocía mucho de los abusos.
En Lucas González, un pueblo de 4.600 habitantes, a 133 kilómetros de Paraná, de a poco, se respira otro clima. Escobar Gaviria, que fue el cura del pueblo durante doce años, ahora está en la cárcel de Victoria, con prisión preventiva desde el 21 de abril, a la espera de que quede firme la sentencia a 25 años de prisión.
El 6 de septiembre la Justicia declaró a Escobar Gaviria «autor material y penalmente responsable de los delitos de promoción de la corrupción de menores reiterada (tres víctimas) agravada por la condición de guardador, que concurren realmente entre sí en perjuicio de los menores RDR -primer hecho-,ANE -segundo hecho-, y de OJC -cuarto hecho-, que a su vez concurren realmente con abuso sexual simple agravado por ser cometido por ministro de culto –tercer hecho- en perjuicio de SYFF , y en consecuencia condenarlo a la pena de veinticinco años de prisión de cumplimiento efectivo».
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.