La atención al público en organismos públicos suele ser una carrera de obstáculos. Hay que golpear la puerta y esperar, esperar en un pasillo ser llamado, no levantar la voz, soportar el mal humor ajeno, y también subir escaleras. Muchos escalones. Allá arriba hay un cartel que dice, sin equivocación, esto: «Atención al público». Llegar al cartel demanda subir una escalera, husmear un pasillo semivacío, golpear puerta, llamar a una chica que habla por teléfono, y encontrar a alguien que atienda al público. Todo eso –así– en una oficcina pública de atención al público.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.
