La tercera edición del Premio Fopea (Foro de Periodismo Argentino) al Periodismo de Investigación distinguió, en la categoría prensa escrita de alcance nacional, a Hugo Alconada Mon, por su investigación “La multimillonaria evasión impositiva de Cristóbal López”, publicado en el diario La Nación, de Buenos Aires.
Como mención honorífica en la misma categoría se eligió el trabajo de Matías Longoni, exClarín, “Contrabando del siglo 21 en Buenos Aires”, publicado en el diario Clarín de Buenos Aires.
En la categoría Prensa escrita de alcance provincial, el jurado eligió ganador al trabajo titulado “Las torturas del convento”, de Daniel Enz, publicado en la revista Análisis, de Paraná, Entre Ríos.
Acá, Matías Longoni reflexiona sobre ese segundo puesto en el Premio Fopea y sobre el periodismo, las empresas periodísticas y la asfixia que se vive en este tiempo en las redacciones:
Perdí con Hugo, así a secas.
Este año es así, se pierde y uno no se queja.
El Martín Fierro agropecuario fue para Estancias Argentinas; está muy bien, porque los Bichos lo habíamos ganados dos veces seguidas.
Hoy vengo de la cena de Fopea. Y el máximo galardón del periodismo de investigación de la Argentina, el premio Fopea 2016 en medios nacionales, le correspondió a Hugo Alconada Mon. El otro finalista era yo, que había ganado las dos primeras ediciones, las anteriores, y no me tocaba esta vuelta. Y menos frente a semejante periodista. Perder con Hugo es como ganar, pensé para contentarme.
En el fondo del corazón, de todos modos, lamento mucho haber perdido este premio, porque presiento que ésta será mi última gran investigación periodística. Ya no trabajo para un diario, y supongo que ya no podré presentarme a nuevos concursos. Hugo tiene la suerte de que La Nación lo contiene y lo mima. Yo no tuve la misma suerte con Clarín y mis compañeros tampoco: en esta misma ceremonia me encontré con tres colegas expulsados por el desinterés y la miseria de la mayor empresa periodística de la Argentina. Y de sus principales jerarcas.
Presumo que el de ayer ha sido el último concurso de Fopea en el que participaré, y también presumo que ya no habrá un periodista de Clarín capaz de hacerle frente al implacable Hugo. O por lo menos supongo que ya no seré yo, nunca más. Ojalá haya otros.
Me consuela de este exilio apenas un dato. Hugo ganó por la investigación que demostró como Ricardo Echegaray permitió que Cristóbal López financiara la expansión de su grupo de medios K evadiendo 8.000 millones de pesos del impuesto a la transferencia de los combustibles. Y yo quedé segundo con la investigación que demostró como el mismo Echegaray permitió, mientras ponía candado a las importaciones, que organizaciones criminales como la de Tata y Negro realizaran un contrabando a gran escala que dejaba estelas de corrupción por toda la Aduana y demolía la industria y el trabajo nacional.
Son dos caras de una moneda que yo mismo, en soledad, comencé a investigar hace ya casi diez años. Y que se confirman a punto tal de ser el centro del trabajo del periodismo de investigación, ahora y en la Argentina.
Fopea premió a Hugo y yo quedé segundo. Imposible competir con su investigación. Así -a secas- sucede que van cayendo los soldados del periodismo genuino. Así pasan los concursos y sigue la vida.
Mis respetos al gran Hugo.