(*) Por Walter Rolandelli
Las falencias estructurales que presenta la prestación del servicio de agua en la ciudad de Paraná se ha acentuado notablemente en esta gestión municipal, afectando en las últimas semanas a distintos barrios de nuestra ciudad, situación que se suma a la grave crisis sanitaria, la bajante del rio Paraná y las altas temperaturas. Vemos que la situación se torna insostenible y sin soluciones inmediata.
En el mes de junio del 2020, el Gobierno Municipal anunciaba con bombos y platillos como “solución mágica”, la instalación de 10 pozos de agua salada destinados a proveer de agua a diferentes barrios de la ciudad de manera paliativa para lo cual el Municipio recurrió al Gobierno nacional, que a través del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (Enohsa) financió las obras.
Dichos pozos fueron instalados y en la actualidad no estarían funcionando, ya que es palpable la falta de agua en todos los barrios de la ciudad, sobre todo en la zona sur/oeste. Dicha inversión nacional le costó al pueblo argentino 50 millones de pesos.
Desde nuestro bloque de Juntos por el Cambio nos opusimos a la implementación, denunciando su instalación, y proponiendo que dicho importe su destine a la reparación de las bombas y válvulas de la planta Echeverría, como así mismo a la extensión del muelle 1 de la Toma de Agua. Luego, en el mes de agosto y al no funcionar ninguno de los pozos de agua salada, el Municipio comenzó trasladar al muelle profundo la bomba que alimenta a la planta de avenida Ramírez (similar a la propuesta realizada por nuestro boque ). Allí se potabiliza el agua que se consume básicamente en el centro y en cuatro barrios importantes hacia la zona Oeste de la ciudad.
«Es una solución integral, que nos va a permitir independizar definitivamente la captación de agua de las variaciones en el nivel del río», se d. Además, que esta obra iba a estar terminada para octubre del 2021 y hoy, ya llegando al mes de febrero, no se ha puesto en funcionamiento.
Desde nuestro bloque hemos presentado distintos proyectos y pedidos de informes, donde sobresale el proyecto de ordenanza creando Consejo del Agua, que propone que se convoque a los vecinos de los distintos barrios afectados, entidades intermedias y funcionarios municipales para abordar de manera directa la problemática.
No hay que olvidar que el Ejecutivo creó un fidecomiso para la realización obras hídricas. Esto llevó al aumento de las tasas municipales pero los resultados no están, o al menos no se ven.
Hoy vemos cómo el Municipio, lejos de abordar la problemática de fondo, lo único que hizo fue habilitar un número de WhatsApp para denuncias sobre pérdidas o derroches. Es tiempo de terminar con la improvisación, poseer personal idóneo y capacitado, además de realizar un trabajo de campo serio, de dejar de prometer lo que no se puede cumplir y de abrir un diálogo franco con todos los involucrados en esta problemática pero principalmente con los vecinos que son quienes sufren a diario la falta de agua. La bajante del río y la sequía histórica que vive nuestra región afectan a toda la ciudad, no hay razón para no sentarnos a encontrar juntos las alternativas.
(*) Walter Rolandelli es presidente del bloque de Juntos por el Cambio en el Concejo Deliberante de Paraná.