Pasado el mediodía de este jueves, el publicista Gustavo Alfonzo habló por última vez ante el Tribunal Oral Federal de Paraná, que minutos más tarde lo condenó a la pena de 10 años de prisión por el delito de trata de personas con fines de explotación sexual, agravado por la situación de vulnerabilidad de la menor víctima de prostitución.

Alfonzo se ubicó en una pequeña silla, de frente a los jueces Roberto López Arango, Noemí Berros y Lilia Carnero, que lo escucharon durante 20 minutos. Alfonzo habló con pausa. Con frases cortas, seleccionando cada palabra. Sabía que iba a ser condenado, pero igual emitió súplicas intermitentes. En medio, se victimizó: dijo que es víctima de una “caída política”.
Ni bien arrancó, Alfonzo aseguró que en los últimos días pensó sobre los hechos y que de ese análisis “descubrió” mentiras y una “cama” política como trasfondo.

En ese marco, tras contar sobre cómo se vive en la cárcel, dijo que “es difícil pasar esta situación porque uno no está preparado para estas cosas”. Y agregó: “No me siento un delincuente, me he equivocado porque por ahí puedo tener alguna idea equivocada de vivir con amigos y estar de noche”.

Más adelante, Alfonzo hizo un repaso de su vida ligada a los medios de comunicación: “Salí de Concordia con una mano atrás y otra adelante y logré tener en Paraná dos radios, una página digital, un programa en Canal 9, un programa a nivel nacional, nueve programas entre Canal Once, las radios Nueva Era, Provincia. La verdad que es tristísimo todo esto”, dijo.
Tras una pausa, Alfonzo volvió a hablarle a los magistrados: “Le agradezco a este tribunal que me haya dado la posibilidad de hablar. Antes no la tuve. He vivido muchas injusticias en el penal”.

Después de un breve silencio, el ex locutor miró nuevamente a los jueces y les hizo un pedido: “Yo necesito una oportunidad para rehacer mi vida, para formar mi familia. Tengo una señora excelente, tengo dos hijos chicos: uno de 4 años y otro de 6, que hace dos años y cuatro meses no los veo”. De nuevo, el publicista hizo espacio entre cada frase y cambió de tema. “La pajarera (cárcel) que me tocó estar cinco días acá, tiene como cincuenta grados, colchones en el suelo. Yo me decía: ¿me lo debo merecer, me lo merezco?”, soltó.

Más adelante, Alfonzo dijo que encontró “174 mentiras en esta causa”. Y afirmó: “Desapareció un teléfono que yo llevé como prueba. No sé si está o no está. En esta causa S. dijo que había dos bandos. Del otro bando están los que me hicieron esto. Está caída política. Está a la vista”, señaló. Luego se quejó porque algunas personas mencionadas en el expediente no fueron llamadas a declarar: «Pietroboni no vino a declarar». Se refería al empresario Roberto Pietroboni, cuyo nombre fue mencionado como quien disponía de una casa quinta, cerca del autódromo de Concordia, donde se hacían las “fiestas sexuales”.

Más tarde contó que “Pietroboni está con miedo porque ayer lo mandé a buscar para que venga hablar conmigo y decirle: ‘Andá a poner la cara, decí la verdad’”.

En esa línea argumental, Alfonzo aseguró que no organizaba las fiestas y planteó –como lo hizo en su declaración la semana pasada- que le usaron el celular y las redes sociales para enviar mensajes comprometedores: “no organicé ninguna fiesta, me descuidé. Al celular me lo sacaron, hicieron lo que quisieron y acá estoy bancándomela”.

En otro tramo de su alocución, Alfonzo volvió a mencionar a Enrique Cresto, actual intendente de Concordia (PJ), quien en la causa apareció nombrado por María Cristina Escobar, la madre de la víctima, en un congreso binacional de lucha contra la trata de personas y la violencia de género que organizó la monja Martha Pelloni, en abril de 2015. En ese mismo cónclave también surgió el nombre de Mauro Urribarri, hoy ministro de Gobierno y el de Fernando Rouger, ex delegado del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf), de Concordia.

Dijo Alfonzo: “le pido a este tribunal lo siguiente: el fiscal dijo vamos a pedir una ampliación para mandar a (Concepción del) Uruguay y agregar a la causa todo lo que ha pasado y lo que se ha dicho ¿Por qué tiene que terminar la causa y a mí me tiene que dar una pena y a Enrique Cresto, que le hizo el amor y le pegó, no lo llamaron? No tuvieron tiempo, no pudieron. Las declaraciones gravísimas que ha dicho S. en la Cámara (Gesell) y a mí me están por juzgar por cosas pendientes que podrían demostrar muchas cosas: la mentira, la barbaridad esta. No entiendo, no comprendo. Pero uno debe aprender y de los errores se aprende. Nunca más voy a ayudar a nadie como andaba S. nunca más le voy a dar techo, ni de comer a nadie”.

En otro momento, el ex locutor contó que “la mayoría de sus días la pasa en el fondo de su casa” y que cuando pase el tiempo “volveré a estar en el aire de los medios, seguramente pidiendo perdón”.

Los “amigos” en la Jefatura

En otro pasaje de sus últimas palabras antes del veredicto, Alfonzo se refirió a Sergio Mendoza, ex jefe de Operaciones y ex jefe Departamental de la Policía de Concordia, nombre que estaba en su agenda telefónica como «Amigo Tato Mendoza jefe de Operaciones», según se supo durante el juicio. Según reveló la fiscalía, Alfonzo se contactó con Mendoza cuando estaba en la cárcel el 1 de noviembre de 2015. A su móvil envió alrededor de 50 mensajes de texto.
Sobre esa prueba, Alfonzo dijo que Mendoza no era su “socio” sino un “amigo”. “Cuando yo tenía boliche acá (Paraná) él hacia seguridad, trabajaba en la Segunda. Sí, es verdad, yo le escribí para poder salir de la situación que ya me habían dicho que estaba”, señaló.

En ese contexto, Alfonzo dijo ante el Tribunal que no es “ningún botón”. “En ninguna declaración nombré a Mendoza ni al otro integrante de la fuerza (se refiere a José Enrique Querencio, que era en 2014 subjefe departamental de Policía de Concordia)”. “Sabe por qué”, le dijo el ex “periodista” dirigiéndose al juez López Arango: “porque se portaron bien y uno no puede ser botón”. Enseguida volvió a mencionar a Cresto, esta vez para desligarlo del caso: “uno no puede mandar al frente a la gente. Yo no puedo decir que Cresto le pegaba y tenía relaciones con S. para salvarme yo. Yo no fui. Se lo dictaron y yo sé quién se lo dictó”.

Antes de finalizar, Alfonzo se refirió a las condiciones en que se vive en los penales y aseguró que mientras estuvo detenido (al inicio de la causa) lo intentaron violar: “los presos tienen miedo y alguno si habla lo violan. A mi me quisieron violar. Un tiempo sufrido tremendo. Los penales no están preparados para personas como nosotros, porque tienen como cinco chapones para abrir y cuando a vos te puede dar un infarto la ambulancia no llega para llevarte”.

Alfonzo puso punto y aparte a su discurso con un nuevo agradecimiento al Tribunal Oral Federal. Media hora después fue condenado a 10 años de prisión por el delito de trata de personas con fines de explotación sexual, en su modalidad de captación, recepción y traslado, en perjuicio de una menor. La investigación sobre el caso, ahora, sigue en Concepción del Uruguay.

Gonzalo Núñez
Especial para Entre Ríos Ahora.