• Por Sergio Decuyper (*)

Pensé que este paso de denuncia me iba a dar mucha paz, y realmente fue así. Pero también despertó un cambio en mi forma de ver las cosas que me impulsan a seguir adelante. Muchos me decían que luego de la denuncia debía “pasar página” y concentrarme solo en mí.

Pero mi sorpresa fue el contacto con tantas, y tantas, víctimas de abusos de mi tierra, mi país. Me veo sobrepasado. Quisiera poder ayudar a todos. Pero de alguna manera ya lo he hecho, y podré seguir haciéndolo.

El cura José Francisco Decuyper, denunciado por su sobrino Sergio Decuyper por abusos.

Si “paso página” y me olvido estaría cometiendo el mismo error que cometen los del Derecho Canónico cuando deciden cerrar una investigación previa: me estaría olvidando de las víctimas.

La “vergüenza de exponerme” se ha visto superada por el aliento de tantas personas.

Vergüenza, miedo a ser juzgados y agredidos y el miedo a que no nos crean. Como sobrevivientes de abusos sexuales, sentimos todo esto, pero debemos saber que es parte de esa mochila enorme que han puesto en nuestra espalda y que, a veces, nuestros seres queridos más cercanos no nos ayudan a quitar.

El camino más real, sanador y eficaz es la denuncia penal. Animo a todos que se acerquen y denuncien todo tipo de abuso.

 Estoy convencido de que hay más víctimas de mi abusador José Decuyper. Los animo a todos a denunciarlo ante la Fiscalía. Pueden contactar con el fiscal Leandro Dato o conmigo, yo les indicaré los pasos a seguir.

Yo he decidido hacer público mi caso por motivos de salud y por mis ganas de ayudar, pero no es un paso obligatorio.  Tu puedes acercarte de forma discreta y ser anónimo en este proceso frente a la opinión pública, pero tu presencia en el proceso judicial es fundamental.

Este sacerdote, mi tío, mi abusador, José Decuyper, trabajó muchos años en la parroquia Santa Ana, se iba de misión a San Jaime de la Frontera y otros pueblos de Entre Ríos. Estuvo en Ramírez, en los barrios de la parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa en Paraná, organizaba campamentos y rutas en bicicleta con jóvenes, etc.

Muchas veces me comentaba mi tío, mi abusador, que “había tenido malas experiencias con niños y familiares” y que “por eso lo cambiaban de sitio”.

Me preocupa Santa Ana, Ramirez y el barrio humilde cerca de La Milagrosa.

Vuelvo a insistir en que el camino canónico debería estar prohibido en Argentina frente a estos casos de abuso sexual de parte de sacerdotes. Cada obispo debería estar obligado, frente a la noticia de posible delito, de denunciar penalmente cada hecho, inmediatamente. Y dejar todo en manos de la Justicia.

Se debe poner en primer lugar a la víctima, siempre. Y creerle.

Facebook: Sergio Decuyper; correo electrónico: [email protected].

(*) Sergio Decuyper, paranaense, vive en el País Vasco. El 19 de septiembre denunció a su tío el sacerdote José Francisco Decuyper por haberlo abusado sexualmente.