La Sala 1 del Tribunal de Juicios y Apelaciones deberá resolver el recurso de apelación que presentó este lunes el abogado defensor del cura Justo José Ilarraz a la decisión del juez Pablo Zoff de elevar a juicio la causa penal por los abusos en el Seminario.
Según fuentes de la Justicia, el tribunal que deberá resolver el recurso es el mismo que ya se expidió en torno a la apelación al procesamiento que había dictado la anterior jueza de la causa Ilarraz, Susana María Paola Firpo. Entonces, se expidió por la confirmación del procesamiento los jueces Pablo Vírgala, Daniel Malatesta y Gustavo Maldonado.
Aunque ahora Malatesta está de licencia por enfermedad, y lo suple la jueza de Garantías Marina Barbagelata. Como todavía la conformación del tribunal no se ha hecho pública, está en duda quién será el tercer juez que intervendrá en la nueva apelación.
En la Justicia, siete víctimas acusan al cura Ilarraz, quien fue prefecto de disciplina en el Seminario de Paraná entre 1985 y 1993, de graves abusos cuando eran adolescentes y permanecían en ese lugar como pupilos.
Una carta que se conoció el domingo, y que Ilarraz escribió en 1997, revela esos hechos contados de puño y letra por el propio abusador.
“La historia no comenzó desde el momento de mi llegada al mismo –dice Ilarraz en su carta, en referencia al Seminario–. Tampoco este tipo de situación morbosa puede ser localizada como la aparición concreta de un hecho que yo pueda señalar. Sin lugar a dudas que fue la concatenación de pequeños hechos de afectos desordenados que fueron dando a lugar a una familiaridad que no condice con la condición del hombre, ni menos de un cristiano y ni qué decir de la condición de sacerdote. Esta actitud descalificante que realicé con varios seminaristas, se centra alrededor de los años 1990-1991-1992. Fueron tres años o algo más, que reconozco como los peores años de mi vida”.
Pero a pesar de esa aceptación de los abusos, y de que la Iglesia lo investigó y lo sancionó en 1996, Ilarraz sigue libre, en Tucumán, y todavía no se lo ha sentado en el banquillo de los acusados.
La estrategia de su defensa ha sido la de interponer permanentes recursos para estirar la definición.
La causa penal por los abusos en el Seminario de Paraná se abrió en septiembre de 2012, por impulso del procurador Jorge García.
Pero desde el vamos, la defensa del cura Justo Ilarraz, que encabezan Juan Ángel Fornerón y Jorge Muñoz, presentó planteos de prescripción del delito que se le imputa, promoción a la corrupción agravada.
El primer juez de la causa, Alejandro Grippp, rechazó la vía de la prescripción por cuanto, entendió, se estaba frente a hechos que constituían «graves violaciones a los derechos humanos».
La defensa de Ilarraz apeló y a principios de agosto de 2013 la Sala I de la Cámara del Crimen, con el voto de los vocales Daniel Perotti y Miguel Ángel Giorgio, revocó el fallo de Grippo, y sentenció que la causa estaba prescripta y dictó el sobreseimiento del cura.
Esa resolución fue apelada por la Procuración, y el Superior Tribunal de Justicia (STJ) entonces anuló ese fallo, y ordenó que el caso vuelva a la Cámara del Crimen, que con otra conformación, rechazó el planteo de la defensa.
Entonces, el expediente Ilarraz desembocó en la Cámara de Casación Penal, que confirmó el rechazo a la prescripción, y así el trámite llegó a la Sala Penal del STJ.
El 27 de abril de 2015, el máximo tribunal rechazó la prescripción y señaló que los delitos imputados al cura son «imprescriptibles».
Entonces, el caso llegó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, donde todavía no hubo resolución.
Por separado, la causa avanzó. El 10 de julio de 2015 la jueza Susana María Paola Firpo –que estuvo a cargo de la causa hasta hace 15 días—dictó el procesamiento, que fue confirmado en segunda instancia en abril del año último.
Y el 17 del actual, el juez Pablo Zoff decretó la clausura de la instrucción y elevó la causa a juicio. Ahora, la Sala II de la Cámara del Crimen deberá resolver cómo se conforma para empezar a tramitar el expediente.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.