El cura José Miguel Padilla se sentó este martes en el banquillo de acusados en los Tribunales de General Pico, La Pampa. Hasta esta instancia llegó a cuatro años de la denuncia que formuló en 2019 el entrerriano Vicente Suárez Wollert, joven oriundo de Santa Elena.
Está previsto que el debate se lleve a cabo durante 6 jornadas – desde hoy hasta el 9 de mayo-, en la Sala 1 del Edificio Judicial de la ciudad de General Pico. Luego la magistrada tiene 10 días hábiles para dictar su sentencia.
El debate está a cargo de la jueza de audiencia de juicio María José Gianinetto. La fiscal interviniente es Andreina Montes, acompañada por la fiscal adjunta María Emilia Oporto y Cintia Schenfeld; todas integrantes de la Fiscalía Temática de Delitos de Género.
Por la defensa del imputado interviene el abogado particular Jorge Salamone y la letrada Florencia Boglietti. Como parte querellante, en representación de la víctima, lo hacen los defensores oficiales Guillermo Costantino y Mauro Fernández.
En el transcurso de las seis jornadas de juicio está previsto que declaren 29 testigos. Las audiencias serán a puertas cerradas, ya que se debate un delito contra la integridad sexual.
La fiscalía acusó a Padilla por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado. En el día de hoy la fiscalía, la parte de la defensa y la parte querellante realizaron los alegatos de inicio del debate. Luego se recibió declaración del imputado y el testimonio de la víctima.
En la primera audiencia comenzó con una manifestación de grupos feministas y de la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos de Argentina, quienes se manifestaron afuera de Tribunales. «Padilla, llegó tu hora. Al fin. Basta tantos años de impunidad, se te terminaron», le dijo una mujer al sacerdote cuando llegó al edificio judicial esta mañana acompañado por el abogado particular Jorge Salamone.
«Basta de curas abusadores», «Justicia para los sobrevivientes», «cárcel efectiva para el cura Padilla» y «La Iglesia es una institución abusadora», fueron algunos de los carteles que se leían en los alrededores del edificio tribunalicio.
Padilla lideró la congregación de la Fraternidad de Belén, en La Pampa. También integró los grupos carapintada de militares que se sublevaron contra el gobierno del expresidente Raúl Alfonsín. Fue denunciado por abuso sexual en noviembre de 2019 por el joven oriundo de Santa Elena y exseminaritas de la Fraternidad de Belén. En diciembre de ese año renunció a los cargos de superior de la Fraternidad de Belén, de los Capuchinos Recoletos, y responsable del colegio secundario Nuestra Señora de Luján, de intendente Alvear, en la provincia de La Pampa.
El entrerriano que sienta en el banquillo a un cura carapintada acusado de abusos
Suárez Wollert, que llegó a la Fraternidad de Belén -también conocida como Capuchinos Recoletos- en noviembre de 2015 cuando tenía 19 años, describió que se trata de «una comunidad de frailes que fundó Padilla hacia el año ’95 en La Pampa, junto a dos personas que eran compañeros de él en San Luis, el fray Gustavo y fray Benito».
El joven denunciante dice que espera «una condena justa» que repare el daño que le produjo a él el accionar de este sacerdote y de «tantas personas que han sufrido a lo largo de tantos años de impunidad y silencio de manos de José Miguel Padilla y de la secta por él creada, llamada Fraternidad de Belén», que sigue operando en La Pampa y Córdoba, a través de una congregación, las Clarisas de la Inmaculada, que es la rama femenina que fundó este sacerdote abusador».
De la Redacción de Entre Ríos Ahora