Es media mañana del primer día con ánimo de otoño. En Urquiza y San Martín la gente pasa con el trajín habitual de la jornada, con los trámites de cada día y la mente ocupada en las cosas por hacer. Pero. Allá arriba, cruzados por los cables, colgados al cartel, hay dos trabajadores inadvertidos, con otra visión de los asuntos de esta mañana plomiza. La imagen contiene apenas una mínima porción del vértigo que uno supone se puede experimentar detrás de la publicidad que ya se agiganta y que dominará, de aquí en más, hasta que dure la pauta, el horizonte de la diagonal que cruza plaza 1° de Mayo.