La contaminación del arroyo Las Viejas, que desemboca en el balneario Thompson -y que ha inutilizado en los últimos años su uso por parte de los bañistas- es un tema recurrente que cosecha a lo largo del tiempo distintos anuncios.

El último es una promesa de la Nación de financiar un proyecto de saneamiento de ese curso de agua. Se trata de una inversión del orden de los 78 millones de pesos, con un plazo de obra de 12 meses, y que en los momento de mayor ritmo de los trabajos, ocupará entre 50 y 60 trabajadores.

La obra hidráulica consistirá en la concreción de un conducto de diámetro importante sobre la nueva traza del desvío, que permitirá que no se obstruya permanentemente por restos de basura, y sobre la cuenca está proyectado también un sistema de depuración a partir de vegetación autóctona, que actúe como biofiltros.

Asimismo, en caso de lluvias intensas que puedan llegar a colapsar la cuenca, se prevé una senda con pendiente por encima del tubo –como la realizada en Blas Parera–, que permitirá que las aguas se canalicen en el mismo sentido, hacia el río Paraná.

Los diagnósticos son muy conocidos. El exsecretario de Planificación de la Municipalidad de Paraná, Guillermo Federik, ha dicho que el principal problema urbanístico que tiene la ciudad de Paraná está constituido por los arroyos intraurbanos: “De las tres cuencas principales que atraviesan la trama urbana (Antoñico, La Santiagueña y Colorado – Las Viejas), la que presenta más complejidad es la del Antoñico, por las prexistencias edilicias, la geomorfología, la ocupación espontánea y el paralelismo de las vías del ferrocarril, conformando una doble barrera de segregación”.

El arroyo Las Viejas de momento está como siempre: muy contaminado.

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.