El sistema de venta, recarga y verificación de carga de la Tarjebus, el sistema de pago del transporte urbano de pasajeros en Paraná, hace agua desde el mismo momento que surgió.
Actualmente, funcionan 23 puntos de venta de las tarjetas. Y había dos puntos de verificación de cargas: uno en la Terminal de Ómnibus, y otro en la sede de Tarjebus, en Carbó 942. Pero la máquina que estaba instalada en la Terminal ya no funciona.
Un cartel puesto de lado a lado de la pantalla informa, precisamente, eso: ¡No funciona!
No hay modo de verificar la carga de la tarjeta que no sea al momento de subir al colectivo, o yendo a la sede de calle Carbó, donde siempre la espera es mucha.
Aunque está el anuncio de que con la nueva licitación del transporte, el sistema de las tarjetas va a cambiar.
El Sistema Único de Boleto Electrónico (SUBE) hará su desembarco en Paraná entre mayo y junio próximos, según anunció el intendente Sergio Varisco tras la firma de un convenio con la subsecretaria de Gestión Administrativa del Transporte, Manuela López Menéndez.
Se estima que para mayo o junio ya estará implementada la tarjeta en Paraná “teniendo en cuenta que son alrededor de 200 unidades las que circulan en Paraná y hay que hacer varias pruebas para que esto funcione bien, pero estamos apuntando a hacerlo lo más rápido posible, es el compromiso nuestro y también de la Municipalidad, trabajar juntos”, dijo Varisco.
De momento, lo que rige es la Tarjebus, un sistema que nació mal y siguió peor. El nuevo sistema sin contacto es operado desde principios de 2013 por Tarjebus, una empresa correntina ligada a la transportista Ersa, que desembarcó en Paraná en 2010 cuando compró la firma local La Victoria. Se instrumentó después de que se diluyera el entusiasmos –y los anuncios oficiales- de la llegada de la SUBE, que parecía un hecho en 2011 y 2012.
Aunque rige una ordenanza que ordena el sistema de funcionamiento de la tarjeta, lo que usualmente ocurre es un caos. La ordenanza es la N° 7.967 y fue sancionada en 1997, con motivo de la instrumentación del sistema de tarjeta magnética. Fija esa norma que “la concesionaria del servicio deberá garantizar la comercialización de las tarjetas, arbitrando los medios necesarios para contar con por lo menos 180 bocas de expendio en distintos puntos de la ciudad, acompañando los recorridos del servicio de cada una de las líneas, asegurando que éstas (las bocas) se encuentren separada por una distancia no mayor a 500 metros entre ellas, estableciendo horarios de atención que satisfaga los requerimientos de los usuarios”.
Bueno, no tantas. Actualmente, hay 23 puestos de venta.
La ciudad, de igual modo, está acostumbrada a esa tradición que se ha fijado a presión: hacer colas.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.