Las sesiones del Concejo Deliberante de Paraná ya no son lo que eran entonces. Es cierto que en, al menos, la última década perdieron profundidad y calidad en los debates, y hasta los debates en sí con el avance los superpoderes del Ejecutivo y la casi inactividad del trabajo en comisión.

Ahora, en este período, se destacan los cambios de forma. Las sesiones adquieren por momentos una fisonomía rara, inusual, hasta desopilante. A partir de la nueva manera de conducir el Cuerpo de la viceintendenta Josefina Etienot, hay reuniones –o parte de ellas- que alcanzan un cariz rayano en la extrañeza, alejado de la lógica basada en la formalidad que rigió en el Cuerpo hasta no hace tanto.

Desde la descontracturada decisión de presidir la sesión con el termo y mate en el estrado hasta el pedido de aplausos a los concejales ante cada aprobación de una norma, pasando por el intercambio de diálogos informales con ediles, comentarios personales, chascarrillos, risas y enojos vehementes parecen ser los nuevos modos en el recinto.

Una de los últimos episodios ocurrió en la sesión del 11 del actual, cuando la risa fue tan intensa que Etienot terminó tirada sobre el estrado, tapándose la cara. Literalmente, lloró de la risa. Tuvo que secarse las lágrimas y la tentación le siguió ahogando la garganta durante unos minutos. De la risa no salió ileso el secretario del Cuerpo, Rodrigo Devinar, quien no pudo evitar contagiarse y quedar arrebolado por el papelón.
El motivo de semejante desliz fue la lectura, por parte de Devinar, del enunciado de un proyecto de la concejal del bloque oficialista, Elsa Salazar de Ermácora. Se trató del expediente 703, que contenía el proyecto de ordenanza de la concejal Salazar (Cambiemos) que propone la reglamentación de motos eléctricas, bicicletas eléctricas y/o de bajas cilindradas y velocípedos en la ciudad. Ese texto, en la voz de Devinar, desató el bloopers.

“Disculpas”, atinó a decir Etienot todavía ahogada y siguió con otro tema.

En la sesión de este jueves no hubo tanta risa, como enojo. Y esta vez la bronca de Etienot fue contra otro de los propios: el concejal Carlos González, presidente de la bancada de Cambiemos.
Todo arrancó a partir de un proyecto de resolución presentado por la edil Stefanía Cora, del bloque del Frente para la Victoria, relacionado a la puesta en marcha del presupuesto participativo.
La furia se desató cuando González quiso responder un reclamo del bloque opositor respecto de la instrumentación del presupuesto. El legislador varisquista dijo, en su argumentación, que la implementación dependía de la Subsecretaría de Infraestructura del Ejecutivo, a lo que Etienot reaccionó y le salió al cruce al concejal pidiéndole explicaciones respecto de esa disposición. “Como viceintendente de la ciudad celebro…me estoy enterando que han derogado una ordenanza”, se quejó, palabras más palabra menos Etienot. A lo que González, con un tono alterado, le contestó: “No le voy a permitir el sarcasmo” y consideró el comentario de Etienot como una “interrupción de forma descortés”•.

Ese cruce entre dos representantes del gobierno de Cambiemos, la viceintendente una y presidente de bloque el otro, dio lugar a un encendida arremetida de los ediles de la bancada del Frente para la Victoria. La edil Cora calificó la decisión de cambiar por decreto el órgano de aplicación de la ordenanza del presupuesto participativo de patoteril de parte de Cambiemos. Y expresó: “De rebote nos enteremos que va a pasar por decreto. No es la primera vez que se llevan puesto los derechos de los concejales y principalmente las facultades para lo que nos votaron. Avisenmé (si es así) porque me dedico a otra cosa”.

Más adelante Etienot aclaró: “Esto no es un club de abuelos. Esto es un órgano político. Hay 16 personas electas. (…)Yo no estoy notificada de ninguna modificación, sea legal o ilegal, de una ordenanza”. La presidente del Cuerpo reprochó la falta de acceso a los decretos del Ejecutivo y no disimuló su malestar. Tampoco lo hizo el presidente de la bancada oficialista.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.