«Era difícil imaginarse el lugar, porque estaba vedado el acceso a los vecinos. Cuando vine por primera vez, tuve que hacer un ejercicio de imaginación importante para descubrir lo que hoy vemos, que es la Capilla Norte de San Miguel”.
De ese modo, el gobernador Gustavo Bordet hizo referencia al proceso de restauración de uno de los edificios religiosos más antiguos de la provincia, la Capilla Norte de San Miguel, cuyas obras de reconstrucción dejó inaugurado este viernes.
Durante la cereonia, fue leída una carta con el saludo del Papa Francisco, enviado a través del nuncio apostólico. “Señor gobernador, tengo el agrado de dirigirme a Usted con motivo de la inauguración de la obra restauración de la Capilla Norte San Miguel Arcángel, que tendrá lugar el próximo viernes 27 de septiembre. Para esta ocasión le hago llegar el saludo especial del Santo Padre Francisco al señor gobernador y por su intermedio a todos los entrerrianos, y expresa su vivo aprecio a cuantos han contribuido con generosidad y entusiasmo a restaurar este monumento religioso por parte del patrimonio histórico y cultural de la provincia”.
“En la Encíclica Laudato Si (Alabado seas), bajo el título dos, Ecología Cultural, el Papa Francisco nos recuerda, junto con el patrimonio natural hay un patrimonio histórico, artístico y cultural, igualmente amenazado. Es parte de la identidad común de un lugar y una base para construir una ciudad habitable, no se trata de destruir y de crear nuevas ciudades supuestamente más ecológicas, donde no siempre se vuelve deseable vivir. Hace falta incorporar la historia, la cultura y la arquitectura de un lugar manteniendo su identidad original. Por eso la ecología también supone el cuidado de las riquezas culturales de la humanidad en su sentido más amplio, de manera más directa reclama prestar atención a las culturas locales a la hora de analizar cuestiones relacionadas con el medioambiente, poniendo en diálogo el lenguaje científico técnico con el lenguaje popular. Es la cultura no sólo en el sentido de los monumentos del pasado, sino especialmente en su sentido vivo, dinámico y participativo que no puede excluirse a la hora de repensar la relación del ser humano con el ambiente”, continúa la misiva.
“Con el deseo que la inauguración de esta obra sea testimonio de la experiencia de fe y esperanzas que está en las raíces de vuestra sociedad, su santidad imparte a los presentes su bendición apostólica que hace extensiva a sus familiares y todo pueblo que habita esas bellas tierras. Aprovecho complacido la oportunidad para saludarlo con consideración y respeto”, cierra el texto el nuncio apostólico.
“Esta capilla es parte de nuestra historia y de nuestra fe religiosa, y es para que la disfruten todos los paranaenses y los entrerrianos”, dijo el gobernador Gustavo Bordet, acompañado por el presidente de la Comisión de Pastoral Social, Jorge Lugones, obispo de Lomas de Zamora; el arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari; y el párroco de San Miguel, Gustavo Horisberger.
«Quiero darle las gracias a la Fundación San Miguel Arcángel por haber tomado este desafío en conjunto, de recuperar este sitio histórico, y al padre Gustavo la excelente predisposición desde un principio. También quiero hacer un reconocimiento a mi señora, Mariel, que fue la que me trajo el proyecto”, manifestó el gobernador este viernes en el acto realizado en la capilla, ubicada en calle Buenos Aires y Carlos Gardel.
“Así que a todos los que trabajaron, mi agradecimiento por poner en valor este sitio histórico para la provincia, porque es el templo más antiguo y refleja esa Paraná antigua, de los primeros tiempos”, continuó.
En la misma línea, el mandatario rememoró: “Esta parte de la ciudad era el barrio de los negros, devotos de San Miguel, en tanto otra zona de la ciudad era devota de la Virgen del Rosario. Esta discusión se saldó a través del primer plebiscito que se hizo en Entre Ríos: los paranaenses eligieron a la Virgen del Rosario como su patrona, pero San Miguel es el patrono de la provincia y estamos muy orgullosos de ello”.
El arzobispo Puiggari bendijo la capilla y se descubrió una placa conmemorativa. En ese marco, el mandatario provincial estuvo acompañado por la ministra de Desarrollo Social, Laura Stratta; los ministros de Economía, Hugo Ballay, y de Planeamiento, Luis Benedetto; la senadora nacional Sigrid Kunath y el diputado nacional Juan José Bahillo junto a autoridades eclesiásticas.
Monumento histórico
n 2000, bajo la administración del ex presidente Fernando de la Rúa, la Capilla Norte de San Miguel fue declarada monumento histórico nacional, aunque quizá pocos paranaenses recuerden ese dato: no hay un indicio, una plaqueta, un dato peculiar que indique que lo que hay allí, en ese sitio, esa añeja casona a la que se accede por un pasillo que también conduce a un comedor comunitario, es eso, un monumento histórico nacional.
El templo es uno de los cinco monumentos históricos que conserva la ciudad: los otros son Casa de Gobierno, la Catedral Nuestra Señora del Rosario, el salón de actos del Colegio del Huerto —que fuera sede del gobierno de la Confederación durante el gobierno de Justo José de Urquiza— y, desde 2009, también la Escuela del Centenario, ubicada en Avenida Alameda de la Federación y Tucumán.
La Capilla Norte fue construida por la Iglesia hacia 1822 —no existen registros ciertos sobre sus orígenes, ni tampoco los denominados “libros de fábrica” que den cuenta de sus inicios— para dar atención espiritual a lo que entonces se conoció como el Barrio del Tambor o Barrio del Candombe, habitado casi exclusivamente por población negra y mulata en la ahora exquisita zona conformada por calles Buenos Aires, Avenida Alameda, Ecuador, Garay, San Martín y alrededores.
La partición de la ciudad debido a los accidentes naturales dejaba a ese sector de Paraná prácticamente aislado. Una investigación que en 1997 llevaron adelante el profesor de Historia Walter Musich, y los arquitectos Alejandro Yonson, Ricardo Jaimovich y Gabriela Gallardo permitió reconstruir la historia.
“El sector norte de la población de Paraná alternaba el paisaje indómito con un núcleo de mulatos mayoritariamente esclavos liberados, de ascendencia africana. Se unía al Puerto a través de un viejo camino, pero su vínculo con la Plaza Mayor se interrumpía en tiempos de grandes lluvias por la existencia de un arroyo o zanjón que atravesaba, de este a oeste, todo el ejido (corría por lo que actualmente es el trazado de las calles Uruguay y Cervantes) —dice aquel informe—. En el Barrio del Candombe o Barrio del Tambor no se escrituraban las devaluadas tierras, que en un gran porcentaje pertenecían a la Curia, que las entregaba circunstancialmente a los morenos para su habitación y trabajo. La espontaneidad de su poblamiento y modestia de su trama urbana ha dificultado su fiel reconstrucción”.
La construcción del templo fue iniciativa de la propia Iglesia, y con el afán de dar atención espiritual a ese asentamiento. Pero no hay datos ciertos: se cree que fue cerca de 1822. El único “libro de fábrica” —los asientos contables de los templos al momento de su construcción— corresponde al nuevo templo, y allí consta el modo cómo se recaudaron limosnas y se establecieron diezmos para conseguir recursos para iniciar la construcción.
Lo único que se sabe es que la piedra fundamental se colocó el 14 de mayo de 1822. Y sirvió al culto hasta 1860, cuando quedó inaugurada la actual Capilla San Miguel.
La Capilla Norte de San Miguel fue declarada monumento histórico nacional a través del Decreto Nº 1.298 firmado el 29 de diciembre de 2000 por el ex presidente Fernando de la Rúa, a instancias de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, que de ese modo dio acogida a un planteo formulado por un grupo de profesionales que entonces integraban la Comisión de Preservación del Patrimonio Urbano de Paraná.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.