Frente a frente. Los sectores productivos representados en la Unión Industrial de Entre Ríos (Uier) y el gobernador Gustavo Bordet se dijeron las cosas en la cara. Antes de un intercambio, frontal y respetuoso, el mandatario habló de las “severas dificultades financieras” que arrastraba la provincia que dejó Urribarri. Habló de la baja en la evolución del empleo público y la necesidad de “cubrir el déficit fiscal no con más impuestos, sino con el esfuerzo propio”.
La llegada de Sergio Urribarri a un encuentro con la Unión Industrial de Entre Ríos se producía mayormente en medio de una procesión de funcionarios y colaboradores. El exgobernador resaltaba entre los destellos de los flashes, en el grupo numeroso -en cantidad y ruido-, que se retiraba, de inmediato, una vez que había dicho lo suyo tras el discurso del presidente de la Uier.
Su ingreso y su salida de la reunión era una especie de espectáculo, casi como la entrada de un boxeador que se demora en subir al ring exhibiendo antes toda la habilidad de sus reflejos para parecer, de antemano, mejor de lo que es. Una vez que Urribarri daba su combate personal y se iba del lugar, la reunión y los presentes, volvían, más o menos, a un rango de tono normal.
Gustavo Bordet fue este viernes a la reunión ampliada que realizó la UIER luego de su asamblea anual ordinaria. Antes del ingreso del gobernador, en el octavo piso del Mayorazgo los industriales, sector por sector, iban realizando un panorama de la realidad que atraviesan: mientras los arroceros manifestaban una “situación dramática”, los industriales avícolas resaltaban los esfuerzos que a los que están obligados para sostener en algo su potencial exportador. El sector porcino, en tanto, insistía en el daño que le producen las importaciones, mientras que la industria del software advertía sobre la mala conectividad de la provincia y los metalúrgicos, entre tanta aflicción, admitían su buen momento.
En eso, llegó Bordet. El gobernador asomó al salón con dos de sus ministros: el de Economía, Hugo Ballay y el de Producción, Carlos Schepens. No hubo mayor despliegue. Dio entrevistas antes de llegar a la mesa en U rodeada con unos 50 industriales y después fue a hacer lo que había venido a hacer: ofrecer un mensaje que pudiera contener algunas novedades positivas frente a las circunstancias de la industria que ya conoce.
Bordet habló de su buena relación con la Nación, se enfocó en la Región Centro y planteó la necesidad de buscar “un criterio único de impuestos provinciales” y volvió sobre el tema que tanto preocupa a los industriales más adelante, esta vez en relación a las Comunas, para decir que es necesario “armonizar” la cuestión impositiva. Anunció el Gobernador que se va avanzar en la extensión de la red de gas en el norte de la provincia y también en el acueducto Mandisoví chico.
Sobre el final de un discurso que no fue más allá de los 20 minutos, Bordet avisó que no quería aburrir con números, pero le interesaba dar un dato de modo específico. Antes de eso, ya había recordado que “recibimos una provincia con severas dificultades financiera” y más aún con “un déficit fiscal realmente complicado”.
“Lo venimos trabajando y los resultados no son milagrosos”, dijo el gobernador y agregó que “después de un año y 4 meses algunas muestras podemos dar”.
El dato de Bordet, el que quería plantear ante los industriales fue el siguiente: el ritmo del crecimiento del empleo público de 2012 a la fecha de su asunción, remarcó, era de 3.1%.
Desde su gestión ese mismo porcentaje, explicó, bajó a 1.2% y lo que se incrementó se relaciona, solamente, a educación, salud y seguridad.
“Esencialmente es lo que teníamos que cubrir. El resto del empleo lo congelamos, para poder cubrir el déficit fiscal no con más impuestos, sino con el esfuerzo propio reduciendo el gasto público en general”. Eso dijo Bordet.
Lo que siguió fue, a primera vista, algo inédito.
El gobernador no se fue del salón con la procesión de sus funcionarios detrás. Se quedó. Entonces el presidente de la UIER, Guillermo Muller propuso que los industriales tomaran la ocasión para decirle frente a frente lo que se había conversado antes. Entonces los arroceros hablaron de la dramática situación del sector y advirtieron sobre posibles despidos; siguió el sector avícola, el metalúrgico, los porcinos y todos los demás. Bordet escuchó y también tomó la palabra en algunos pasajes. No tenía respuesta para todo, en buena medida muchos de los planteos necesitan un abordaje que trasciende al gobernador. Pero se lo dijeron y Bordet escuchó, dio las respuestas que pudo y se comprometió a seguir gestionando con Nación. No hubo revelaciones, ni nada espectacular, pero se pareció bastante a un diálogo serio, real, sobre lo que pasa con el sector productivo y la situación que arrastra Entre Ríos luego de ocho años de Urribarri.
Su ingreso y su salida de la reunión era una especie de espectáculo, casi como la entrada de un boxeador que se demora en subir al ring exhibiendo antes toda la habilidad de sus reflejos para parecer, de antemano, mejor de lo que es. Una vez que Urribarri daba su combate personal y se iba del lugar, la reunión y los presentes, volvían, más o menos, a un rango de tono normal.
Gustavo Bordet fue este viernes a la reunión ampliada que realizó la Uier luego de su asamblea anual ordinaria. Antes del ingreso del gobernador, en el octavo piso del Mayorazgo los industriales, sector por sector, iban realizando un panorama de la realidad que atraviesan: mientras los arroceros manifestaban una “situación dramática”, los industriales avícolas resaltaban los esfuerzos que a los que están obligados para sostener en algo su potencial exportador. El sector porcino, en tanto, insistía en el daño que le producen las importaciones, mientras que la industria del software advertía sobre la mala conectividad de la provincia y los metalúrgicos, entre tanta aflicción, admitían su buen momento.
En eso, llegó Bordet. El gobernador asomó al salón con dos de sus ministros: el de Economía, Hugo Ballay y el de Producción, Carlos Schepens. No hubo mayor despliegue. Dio entrevistas antes de llegar a la mesa en U rodeada con unos 50 industriales y después fue a hacer lo que había venido a hacer: ofrecer un mensaje que pudiera contener algunas novedades positivas frente a las circunstancias de la industria que ya conoce.
Bordet habló de su buena relación con la Nación, se enfocó en la Región Centro y planteó la necesidad de buscar “un criterio único de impuestos provinciales” y volvió sobre el tema que tanto preocupa a los industriales más adelante, esta vez en relación a las Comunas, para decir que es necesario “armonizar” la cuestión impositiva. Anunció el Gobernador que se va avanzar en la extensión de la red de gas en el norte de la provincia y también en el acueducto Mandisoví chico.
Sobre el final de un discurso que no fue más allá de los 20 minutos, Bordet avisó que no quería aburrir con números, pero le interesaba dar un dato de modo específico. Antes de eso, ya había recordado que “recibimos una provincia con severas dificultades financiera” y más aún con “un déficit fiscal realmente complicado”.
“Lo venimos trabajando y los resultados no son milagrosos”, dijo el gobernador y agregó que “después de un año y 4 meses algunas muestras podemos dar”.
El dato de Bordet, el que quería plantear ante los industriales fue el siguiente: el ritmo del crecimiento del empleo público de 2012 a la fecha de su asunción, remarcó, era de 3.1%.
Desde su gestión ese mismo porcentaje, explicó, bajó a 1.2% y lo que se incrementó se relaciona, solamente, a educación, salud y seguridad.
“Esencialmente es lo que teníamos que cubrir. El resto del empleo lo congelamos, para poder cubrir el déficit fiscal no con más impuestos, sino con el esfuerzo propio reduciendo el gasto público en general”. Eso dijo Bordet.
Lo que siguió fue, a primera vista, algo inédito.
El gobernador no se fue del salón con la procesión de sus funcionarios detrás. Se quedó. Entonces el presidente de la Uier, Guillermo Muller propuso que los industriales tomaran la ocasión para decirle frente a frente lo que se había conversado antes. Entonces los arroceros hablaron de la dramática situación del sector y advirtieron sobre posibles despidos; siguió el sector avícola, el metalúrgico, los porcinos y todos los demás. Bordet escuchó y también tomó la palabra en algunos pasajes. No tenía respuesta para todo, en buena medida muchos de los planteos necesitan un abordaje que trasciende al gobernador. Pero se lo dijeron y Bordet escuchó, dio las respuestas que pudo y se comprometió a seguir gestionando con Nación. No hubo revelaciones, ni nada espectacular, pero se pareció bastante a un diálogo serio, real, sobre lo que pasa con el sector productivo y la situación que arrastra Entre Ríos luego de ocho años de Urribarri.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.

