Camila Molina es alumna de la Escuela Secundaria N° 85 José Gervasio Artigas, de Colonia Avellaneda, y es presidenta de la Federación de Estudiantes Secundarios, un colectivo que reúne a los centros de estudiantes de Paraná y de los alrededores.

 

-Los centros de estudiantes no estamos para la estudiantina del Día del Estudiante ni para el mate bingo. Estamos para pelearla en defensa de la educación. Nadie más que los estudiantes secundarios y los docentes saben cómo está la educación en este momento.

Eso dice Camila Molina.

Participa en la organización estudiantil de su escuela desde tercer año.

Ahora está en sexto.

«Mi padrastro me alentó a participar. Me contó que él, cuando fue estudiante, en 1985, participó con una lista en el centro de estudiantes de su escuela, y quedé maravillada. En realidad, siempre me interesó la política y fui conciente que a la escuela secundaria hay que transformarla de muchas maneras. en. Fue así: en tercer año presentamos lista para el centro de estudiantes, y hace tres años que soy presidenta del centro de estudiantes de mi escuela», cuenta.

Desde hace dos años, preside la Federación de Estudiantes Secundarios. «La Federación -dice Camila, 18 años- me transformó la cabeza. Me hizo replantear todo. No me sentía cómoda en mi escuela».

Va a sexto año y entiende que es un hecho común que una mujer encabece la Federación. «En estos cuatro años y un poquito que tiene la Federación, siempre nos hemos manejado 50% y 50% en participación de mujeres y varones en la conducción. Siempre ha habido un presidente varón y una vicepresidenta mujer, o al revés. El año pasado era una presidenta y una vicepresidenta. Siempre hemos tenido un rol importante las mujeres. Las mujeres copamos la Federación: la empoderamos», dice, y lo dice con énfasis.

-¿Y qué dice tu familia?

-Mi familia siempre me apoyó. A mi familia le encanta que participe de estas actividades que nos empoderan a las mujeres. Vengo de una familia que siempre estuvo involucrada en la política. Me apoyan, me acompañan, me dan consejos.

-¿Cuál entendés que debería ser el rol de los centros de estudiantes secundarios?

-Los ejes son variados, y dependen de qué centro sea, cómo esté formado y cómo esté acompañado. Un centro recién creado que no tiene apoyo de los directivos de la escuela debe apuntar el acompañamiento interno. Y trabajar en la defensa de la educación, acompañar las luchas docentes, acompañar toda actividad que involucre a los jóvenes. Y nunca olvidar a quién representa: no representa a los directivos ni a los estudiantes, a la asamblea, a sus compañeros. De otro modo, el centro no va a funcionar bien y no va a defender los ideales de sus compañeros.

Camila se apoya en la figura de su padrastro, Marcelo Sola, que fue secretario general de la Juventud Universitaria Peronista en Entre Ríos. «Mi bisabuelo de parte de mi mamá fue delegado gremial del Sindicato de la Carne y fue parte de la toma del Frigorífico Lisandro de la Torre, en Buenos Aires», recuerda.

 

La Federación de Estudiantes Secundarios que preside Camila sólo reúne a 15 escuelas. El resto está cada uno en su juego. Y en esa situación suele incidir la injerencia de los rectores de las escuelas secundarias, que aplican a su modo la Ley de Centros de Estudiantes. «Los directivos complican la formación de centros de estudiantes porque le tienen miedo a los jóvenes. Tienen miedo de que tengamos opinión y podamos criticar sus sistema, su forma de ver las cosas», plantea.

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.