En el marco de los 200 años de la elección de la Virgen del Rosario como Patrona de la ciudad de Paraná y de San Miguel como Patrono de la Provincia, la Delegación de Bienes Culturales de la Arquidiócesis organiza una muestra conmemorativa, acompañada de una charla alusiva al primer evento democrático ocurrido en nuestra zona.
El inicio de la actividad será el miércoles 1° de octubre, a las 19, en la Sala Bazán y Bustos del Arzobispado, con una conferencia de la profesora e historiadora Celia Godoy. La muestra permanecerá abierta durante todo el mes de octubre, de 9 a 12.
La exposición reúne un gran reservorio de documentos, imaginería y obras de arte que custodia la iglesia local. Exhibe documentos antiquísimos como el primer informe sobre la construcción de los sucesivos templos anteriores a la Catedral. También forman parte de la misma los planos de la donación Larramendi a la iglesia de Paraná, para que aquellos pobladores sin títulos de sus tierras pudieran vivir tranquilos siendo dueños de sus solares.
Además, los visitantes podrán conocer los libros sacramentales abiertos por monseñor Manuel Antonio de la Torre en la primera visita de un obispo a estos pagos en 1764; así como también imágenes como la de San Antonio que llegó acompañando a la Virgen del Rosario en 1731.
La historia
La ciudad de Paraná nació con su parroquia, y su parroquia, desde el tiempo antes del tiempo, estuvo bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario. Y la imagen de esa Virgen, que llegó a tierras americanas de la mano del conquistador Juan de Garay, y que antes protegió a la Parroquia de San José del Rincón, en Santa Fe, y llegó aquí en forma provisoria y después se quedó para siempre, esa imagen de la Virgen, diminuta, de estilo de muñeca castiza, según define Juan José Segura en Historia Eclesiástica de Entre Ríos, sale en contadas ocasiones a recorrer la calles de la ciudad.
Es que esa imagen, la de Nuestra Señora del Rosario, está íntimamente ligada a la historia de esta ciudad.
En 1730, la población de la Bajada de la Otra Orilla —como entonces se conocía a Paraná— era muy escasa y en lo espiritual dependían de los curas de Santa Fe, quienes delegaban sus atribuciones en algunos sacerdotes y misioneros que recorrían periódicamente estos pagos. El más reconocido de esos religiosos fue el padre Miguel de Barcelona, que venía habitualmente a la Bajada, donde se había levantado una pequeña capilla dedicada a la Inmaculada Concepción. Aquel primitivo templo, de paja y adobe, estaba en el mismo sitio que hoy ocupa la Catedral.
Alrededor de ese templo, los pobladores iniciales, venidos casi todos de Santa Fe, comenzaron a construir sus casas. La ubicación del templo, si bien alejada de la costa del río, ofrecía ventajas para la defensa contra los ataques de los aborígenes, que viajaban aguas abajo en sus canoas y asolaban a las avanzadas del hombre blanco, y era también de más fácil acceso para los habitantes de la campaña, que acudían al incipiente villorrio por razones espirituales y comerciales también.
Conciente de esa situación de precariedad y desemparo de los habitantes de esta zona y su parroquia, desde 1717 el gobernador del Río de la Plata, Bruno Mauricio de Zabala, venía haciendo esfuerzos para lograr neutralizar las invasiones de los indios, y creyó que el camino más adecuado era la fundación de poblaciones de forma estable, con autoridades constituidas. Pero no fue la autoridad civil quien dio el primer paso, sino que lo hizo la jerarquía eclesial. El Gobierno invitó a la Iglesia a la creación de un Curato (Parroquia) en la Bajada, y así se hizo.
Fundación
El 23 de octubre de 1730 el Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires —la sede episcopal estaba vacante—, habiendo previamente consultado a los Curas de Santa Fe y a su Cabildo, con el dictamen desfavorable de aquellos y favorable de este último, resuelve crear en jurisdicción de Santa Fe el Curato de los Arroyos (actual Rosario) y el de la otra banda del Río Paraná. La fecha es, a falta de acto formal de fundación, constitutiva del nacimiento de Paraná como ciudad. El decreto de erección de la parroquia incluyó la decisión de trasladar todos los ornamentos del culto de la Parroquia de San José del Rincón, en Santa Fe, a Paraná, incluyendo la imagen de Nuestra Señora del Rosario, que todavía hoy se conserva en la Catedral.
Por decreto del 25 de octubre de 1730 el gobernador Zabala manda ejecutar lo decidido por el Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires. Y esos dos documentos marcan el comienzo de la sociedad entrerriana. Antes de esa fecha estos territorios no tenían jurisdicción propia sino que pertenecían a la de Santa Fe y no merecían otra categoría que la subalterna de Pago. Nacía con la Parroquia una nueva entidad, una nueva ciudad, una nueva Provincia. Por primera vez estos territorios tenían una organización propia.
Y a su frente se ubicó un hombre de Iglesia, el cura Francisco Arias Montiel, el primer párroco de la Bajada, y primer gobernante, y juez de paz, y organizador de estas tierras.
División
En 1823 a Arias Montiel lo había sucedido otro sacerdote. Entonces, la Parroquia estaba a cargo del presbítero Francisco Dionisio Alvarez . Apenas se hace cargo, encuentra una situación irregular en cuanto al Patronazgo de la Parroquia. El culto a la Virgen del Rosario estaba poco menos que sustituido por el de San Miguel. La devoción a San Miguel era de antigua data, ya que la ciudad se levantaba en terrenos que habían formado parte de la antigua estancia San Miguel de la Compañía de Jesús.
Para zanjar la cuestión, el párroco concibe la idea de hacer una consulta plebiscitaria a la población. Se hizo el acto eleccionario en Paraná y en las dos capellanías de la parroquia: Alcaraz y La Matanza. En la Matanza (Victoria) se votó el 12 de diciembre de 1824; en Alcaraz, el 19 de diciembre; y en Paraná, el 1º de enero de 1825. En todos, salió electa, con amplio margen, como patrona la Virgen del Rosario, quedando San Miguel como patrono que más tarde sería de la Provincia.
De tal forma pues que la historia de esta ciudad es, en proporción importante, la historia de su parroquia, y de su patrona, la Virgen del Rosario que hoy, como tres siglos atrás, se reencontrará cara a cara con sus fieles.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora