• Por Sergio Decuyper (*)

Lobos vestidos de pastores. Cobardes.

Célibes ciegos, egoístas, enfermos. Cobardes.

 Sermones, dogmas, discriminación, reglamentos. Cobardes.

 Miedo, pecado, demonios inventados, discernimientos. Cobardes.

 Guías espirituales. Milagreros, novenas. Cobardes.

 Hombres sin sexo, obsesionados con el sexo de los demás. Enfermos.

 Borrón y cuenta nueva. Confesión: maldita excusa mal entendida para borrar vuestras responsabilidades. Enfermos.

 Pastores que se comen a sus ovejas. Aprovechados. ¡Trabajen!

 Machistas, vírgenes, púrpuras, oprimen al vulnerable.

 Malos estudiantes, perezosos, atletas de la empatía. Delincuentes.

 Cardenales cobardes, hablemos de hombre a hombre!

 Ya no soy víctima, soy persona, con salud. Me he liberado de vuestra moral. No necesito vuestra aprobación, ni aceptación, ni respeto.

 Joven sacerdote: ¿querías ser buena persona, y te obligaron al celibato, a las normas absurdas? ¿Te contagiaron su cobardía? ¿Eres vulnerable? ¿Eres víctima? Aléjate!

 Hipócritas tus superiores. Peligro en tus iguales trastornados.

 Silencio, no armes escándalo…me dijeron.

Era víctima de su propia sexualidad mal vivida y me piden callar y perdonar. Hipócritas.

 Lobos sin escrúpulos sois responsables de tanto sufrimiento y mal.

 Cobardes.

 El amor es Dios, es evangelio vivido, sexualidad integrada, diversidad amada.

 El amor es justicia y libertad.

 El amor es todo lo contrario a vuestra púrpura. Cobardes.

 Vamos a hablar de hombre a hombre.

(*) Sergio Decuyper  es sobrino del sacerdote José Francisco Decuyper, a quien denunció en la Justicia por abuso sexual.