El 8 de julio de 2018 empezó a funcionar el «nuevo» servicio de colectivos en Paraná. Fue el inicio de la actual concesión del transporte público de pasajeros en poder de Buses Paraná. Entonces, la Municipalidad anunció que habría «una frecuencia de circulación de entre 12 y 15 minutos por unidad».
Los cambios que entonces se anunciaron incluían la instrumentación del servicio nocturno -que fue desactivado y a pesar de la intimación de la Municipalidad sigue sin funcionar- y el funcionamiento de la aplicación Cuándo Llega. «La app permite a los usuarios del transporte público de pasajeros saber cuánto tardará el colectivo en llegar a la parada donde se encuentren», anunció el gobierno de la ciudad. Hoy es un sistema que sólo opera de lunes a viernes. El fin de semana todo es una lotería.
Y a un año de iniciada aquella «nueva» concesión, el servicio empezó a caer en picada. Desde julio de 2019 el servicio de colectivos viene funcionando con interrupciones intermitentes debido a medidas de fuerza de los choferes por falta de pago de deudas salariales de los empresas. Buses Paraná aduce que la caída de los subsidios nacionales dispuesta por el gobierno de Mauricio Macri, desde el 1° de enero de 2019, descalabró la ecuación económica.
Como fuere, la tarifa viene aumentando en forma constante y ya acumula una suba de 231%. Y los usuarios suman más y más días sin servicio: entre julio de 2019 y febrero de 2020, 26 días sin servicio. Más las retenciones que hubo en octubre y diciembre de entre 3 y 4 horas por turno.
Durante 2018 hubo dos readecuaciones del precio del boleto. La tarifa estaba en julio en $8,75, y pasó en agosto a a $12,40, esto es un 41% de incremento. Y partir del 1° de octubre volvió a aumentar: se fijó el valor en $14,85.
En febrero de 2019, y por decreto el entonces intendente Sergio Varisco, el boleto subió de $14,85 a $ 22,80, y entonces se creó una «tarifa diferencial» para el área metropolitana que generó una pequeña polémica.
A principios de agosto pasado, y otra vez por decreto, el Ejecutivo dispuso un nuevo aumento de la tarifa de colectivos, de $22,80 a $29.
El aumento del precio del boleto ha sido significativo: dese julio de 2018 a agosto de 2019, fecha del último aumento, la tarifa se incrementó un 231%.
En ese escenario, el servicio concesionado a Buses Paraná, ha ido empeorando. Desapareció el servicio nocturno, que apenas duró un año, y las interrupciones en la circulación de unidades ha sido una constante.
En julio, los choferes pararon 5 días. Entonces, Buses Paraná presentó un pedido preventivo de crisis ante la Secretaría de Trabajo, finalmente rechazado, pero que abría el horizonte de debacle financiera de las empresas.
Agosto fue el mes más caótico, con 15 días de huelga que prácticamente paralizaron a la ciudad y a la región metropolitana: Oro Verde, San Benito y Colonia Avellaneda.
En medio, la gestión Varisco intentó decretar la «emergencia» en el servicio acudió, sin suerte, a la Justicia con un recurso de amparo para declarar ilegal la huelga. Un pronunciamiento de la Cámara Contencioso Administrativo le dijo que no tenía facultades para eso, que la limitación del derecho de huelga sólo cabía al Congreso de la Nación.
El fin de semana del 6 al 8 de septiembre hubo otros tres días de huelga, y entonces los choferes decidieron llevar todas las unidades a las puertas de la Municipalidad de Paraná.
El eje del reclamo de los choferes fue siempre el mismo: el incumplimiento salarial de las empresas. Y desde Buses Paraná siempre pusieron el mismo argumento: la falta de rentabilidad por retraso tarifario y eliminación de los subsidios.
Aunque en octubre la modalidad de la protesta cambió: en vez de huelga, retención de servicios. De 8 a 11 y de 14 a 17.
A mediados de octubre se repitió la modalidad, pero entonces intervino la Secretaría de Trabajo.
No bien asumió la gestión del intendente Adán Bahl, los choferes volvieron a la retención de servicios, y entonces se cursó la primera intimación a Buses Paraná para normalizar el servicio.
Ahora, volvió la modalidad de reclamo más dura de los choferes: el viernes dispusieron un paro de 3 días, entre el sábado 8 y el lunes 10 por incumplimientos salariales de las empresas: no pagaron en tiempo el sueldo y no devolvieron los días descontados por paro de julio.
Y otra vez la intimación de la administración Bahl, una modalidad que se ha convertido más en una expresión de deseos que en un ejercicio de poder de policía del Estado.
De momento, el conflicto no tiene cauce y no hay certeza de qué ocurrirá a partir del martes 11.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.