Nadie quería esta huelga de los choferes de  colectivos. Nadie pretendía una protesta tan larguísima: hoy, viernes, 11 días sin transporte público en la ciudad de Paraná.

No es el primer paro de este año. Ya hubo varios a lo largo de los primeros ocho meses de 2019. Pero sí el más extenso y de más difícil resolución. Los choferes de colectivos se convirtieron en un hueso difícil de roer para los empresarios, para los funcionarios, para los concejales, para los gestores de buenos o malos oficios que pretenden sacar tajada del brete.

«Las bases empujaron», dicen los choferes apostados en la carpa que se instaló el miércoles 14 en Plaza 1° de Mayo, en la esquina de Su Santidad Francisco y Urquiza, justo frente a la Municipalidad de Paraná.

Dos referentes entre los trabajadores -que no son delegados de la Unión Tranviarios Automotor (UTA)-, uno de Mariano Moreno SRL, otro de Ersa Urbano SA, se han convertido en líderes de la protesta. Juan Carlos Dittler, secretario general de UTA Entre Ríos asiente con fastidio todas y cada una de las medidas que proponen: las sucesivas marchas, la instalación de la carpa, sacar la protesta de los galpones de las empresas, en calle Pacto de Varsovia.

Han resistido con la fuerza que les da la buena ascendencia sobre el grueso de los choferes todos los intentos por firmar diferentes treguas. La última, las gestiones de última hora que ocurrieron el sábado por la noche. «Nos pidieron que levantáramos el paro el sábado, a las 10 de la noche, con la promesa de que el martes pagarían. ¿Te imaginas?», se pregunta un chofer en la fría noche de la ciudad, mientras hace guardia en la carpa de Plaza de Mayo.

Hablan de números, deudas, descuentos, promesas de pago.

Les pagaron el sueldo de julio y el aguinaldo, pero ninguno con la nueva escala salarial aprobada en la paritaria. Y les descontaron los días por paro. «A mí me descontaron $20 mil. Lo poco que me ingresó en la cuenta me lo chupó el banco por los débitos. De acá no nos movemos hasta que nos paguen todo lo que nos deben. A mí no me gusta estar acá. Yo quiero estar en el colectivo, laburando. Pero no me queda otra», se sincera uno.

Alrededor del paro de los choferes hubo gestiones que han chocado con el más rotundo fracaso. El fin de semana, los diputados electos Juan Domingo Zacarías y Manuel Troncoso, de Juntos por el Cambio, hicieron correr la versión de un aporte extraordinario de la Nación. Y desde la Secretaría de Trabajo se empezó a hablar de un aporte de la Provincia, y que todo eso junto llevaría a la normalización del servicio «en las próximas horas».

Nada de eso ocurrió.

El intendente Sergio Varisco se sentó con la plana mayor de la UTA y los «veedores» -delegados sin fueros gremiales que representan a los choferes de base- y les contó de su idea de pedir un préstamo para auxiliar a la prestadora Buses Paraná. Para eso, elaboró un proyecto de ordenanza de autorización para contraer un préstamo por $90 millones.

El Concejo lo rechazó con el voto de uno de los concejales del oficialismo, Emanuel Gainza.

Antes, la Municipalidad había intentado un gesto de empatía de parte de la Justicia: el sábado a la noche presentó una medida autosatisfactiva y pidió a la Cámara Contencioso Administrativa -que integra Marcelo Baridón, exsecretario de Transporte durante la gestión de José Carlos Halle-, pero allí sólo encontró terreno yermo: le dijeron que por ese camino, no.

En el medio, los comedidos llevan y traen versiones. Y las empresas Ersa Urbano y Mariano Moreno aguardan que la Secretaría de Trabajo, con Fernando Quinodoz a la cabeza, dicte la conciliación y obligue a los choferes a volver al trabajo, o al menos reconsidere el rechazo a la presentación del procedimiento preventivo de crisis.

Mientras, está la cuenta regresiva: hace una semana la Municipalidad intimó a Buses Paraná a restablecer el servicio so pena de ir por la caducidad de la concesión. Le dio 15 días corridos para resolver el conflicto.

Los chofers siguen instalados en la Plaza esperando el milagro. ¿Ocurrirá el milagro?

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.