Paraná también se hizo eco del rechazo a la censura en las playas de Buenos Aires, en este caso con dos manifestaciones. La primera comenzó pasadas las 17 en el balneario Municipal, con la presencia de unas 70 mujeres, en su mayoría con el torso desnudo, pero no en todos los casos. La segunda, tuvo lugar en plaza Alvear, con la participación de unas 30 mujeres que se sentaron en ronda e intercambiaron opiniones e información. No hubo, en este caso, una adhesión respecto a la consigna realizar la reunión en cueros hasta que la tarde se hizo noche.
“La única teta que molesta es la que no puede vender”, se leyó en uno de los carteles escritos para la ocasión. También “que el río se lleve los prejuicios, por el uso igualitario del espacio público” y una bandera, de mayores dimensiones, que grita “Tetas libres y sin miedos”.
En una tarde limpia y agradable, la manifestación de la Asamblea Feminista “Fútbol y tetas en el Muni” fue la que rompió el hielo en la jornada elegida por las paranaenses para adherir al repudio nacional contra la censura que sufrieron tres mujeres que hacían topless en una playa de Necochea y “visibilizar los cuerpos que no entran en el estereotipo rentable”.
Chicas jugando al ula ula, mamás paseando a sus bébés en cochecitos, rondas de mates y tererés, todo se llevó adelante del modo más natural y espontáneo posible, pero en este caso lo que llamó la atención de la decena de varones que se apostaron a la baranda del Municipal, para mirar, filmar y sacar fotos, fue que las mujeres estaban, efectivamente, en tetas.
No todas las mujeres que participaron de la manifestación se incorporaron cumpliendo la consigna, pero a medida que fueron transcurriendo los minutos, se sumaron, primero quitándose la remera y luego, finalmente, el corpiño. Solamente se vieron dos varones acompañando la actividad, que si bien anunciaba un partido de fútbol, finalmente prescindió de la propuesta por falta de interés de las participantes para jugar a la pelota.
A unas cuadras de allí, en Plaza Alvear, al atardecer, se realizó otra convocatoria con idéntico propósito pero de diferente modalidad. No hubo mujeres en cueros en la Alvear, no al menos al principio y los curiosos que se acercaban a mirar, siguieron de largo. Unas 30 mujeres se juntaron en ronda para hablar acerca del episodio de censura que provocó una reacción a nivel nacional. Pero también se intercambió sobre sexualidad, embarazo y violencia de género.
En síntesis, la segunda actividad, priorizó en este caso el espacio de debate y dejó para el final la adhesión a la consigna de manifestarse en cueros, ya cuando había caído el sol en la ciudad.