El escándalo vuelve a golpear a las puertas de la Iglesia Católica de Entre Ríos. En la ciudad de Diamante, un líder de los scouts será llevado a juicio oral y público por el delito de corrupción de menores y producción de pornografía infantil.
El miércoles 18 de octubre, el juez de Garantías de esa ciudad, Julián Vergara, decidió elevar a juicio la causa que tiene como imputado a Juan Alberto Forcher, tal como lo solicitaron los fiscales Gilberto Robledo y Laureano Dato. Por este delito, los representantes del Ministerio Público Fiscal solicitaron que el jefe Scout sea condenado a la pena de 20 años de prisión.
Los acusadores públicos vienen trabajando en el caso desde 2015, y el miércoles 18 de octubre consiguieron que el magistrado haga lugar a su petición de sentar en el banquillo al hombre acusado de corromper a menores. El juez, además, rechazó todos los pedidos de nulidad que formuló el abogado defensor del imputado, Nelson Schlotahuer.
Por otra parte, a pedido de la fiscalía, el juez Vergara dictó una medida de restricción para que Forcher no se acerque a los cuatro testigos-víctimas.
Hasta hoy, en la ciudad de Diamante sólo un puñado de personas conoce la situación judicial en la que se encuentra el reconocido líder de los scouts. Lo saben los fiscales, el abogado del acusado, Nelson Schlotahuer, el juez, algunos padres de víctimas que, llamativamente, no se animaron a denunciar, y otros dirigentes scouts. La historia nunca trascendió más allá de los muros de tribunales ni de la sede del movimiento. Hasta ahora, claro.
La sede del Grupo Scout San Cipriano.
La pesquisa
La causa se inicia en junio de 2015 cuando dos personas radican una denuncia en los Tribunales de Paraná. En el juicio declararán como testigos. “Van a sacarse un peso que venían guardando”, dijo el fiscal Robledo. “El testimonio de ellos va a ser lapidario”, agregó el fiscal Dato. Para los fiscales, Forcher venía procediendo de ese modo, por lo menos, desde 1993.
Forcher será juzgado por hechos más recientes, y es por ello que los denunciantes serán testigos determinantes en el debate oral. Las imágenes y filmaciones, que forman parte clave de la causa, dirán el resto.
En el proceso de investigación, los fiscales lograron que cuatro jóvenes de alrededor de 18 años corroboren lo denunciado. Pero hubo un problema: fueron renuentes a denunciar a Forcher. Tampoco lo quisieron hacer sus padres. “Si mi marido se entera lo que le hizo a nuestro hijo, va y lo mata”, recordó el fiscal Dato que razonó una mamá que acudió a Tribunales.
“Incluso las testimoniales salieron a favor de él, pero las pericias psicológicas lo destruyen”, contó el fiscal Robledo.
El equipo interdisciplinario del Juzgado de Familia de Diamante fue el encargado de practicar una pericia psicológica a los chicos y determinó que “tienen un perfil psicológico donde naturalizan la situación” y que “se advirtió que han sido objeto de seducción por parte de Forcher. Los captó”, según comentó el fiscal Dato. La perito propuesta por la defensa no firmó el dictamen desfavorable al imputado.
Los videos de Forcher
La vivienda de Juan Alberto Forcher fue allanada poco después de que se radicaran las denuncias en los tribunales. El procedimiento se llevó a cabo el 23 de junio de 2015 con un resultado estremecedor. En una habitación, los investigadores hallaron una biblioteca donde el hombre almacenaba pornografía y cientos de horas de filmaciones de los campamentos y actividades de los scouts. En tanto, en la sede del movimiento se llevó a cabo una inspección judicial.
Las grabaciones cubrían un largo período de tiempo, y de ello daba cuenta el formato de los videos: desde los viejos VHS, hasta CDs, y pendrives. “Las imágenes son irrefutables”, dijeron los fiscales Robledo y Dato. Los videos confirmaron el relato de los denunciantes.
En las filmaciones, los fiscales vieron cómo el líder scout se las arreglaba para tocar a los menores, y generar los “climas” propicios para producir el material fílmico.
Las escenas ocurrían en cualquier actividad: haciendo gimnasia; filmando un “documental”; o cuando hacía la “inspección” del crecimiento del vello púbico. También existía un encuentro que denominaba “Charlas a corazón abierto”, donde, una vez más, los participantes debían estar completamente desnudos.
A los campamentos concurrían cientos de menores. Se realizaban en zonas rurales, a veces cerca del arroyo Bernachea o La Ensenada. El modus operandi de Forcher para acercarse a los chicos es similar al de otros corruptores: los captaba comprándole refrescos o golosinas; los invitaba dormir a su casa o a la sede de los scouts, justo detrás de la Parroquia San Cipriano donde oran feligreses de la localidad, entre ellos sus víctimas y familiares.
Los cientos de horas de filmaciones halladas fueron enviadas al Gabinete de Informática Forense, que depende del Ministerio Público Fiscal, para un análisis profundo. La tarea llevó meses de proceso y, finalmente, los profesionales remitieron el informe completo en un disco de memoria extraíble con la capacidad para almacenar la información en un tera de capacidad, que representa casi 1300 Cds.
Algunas de esas imágenes fueron exhibidas a los padres de los chicos, pero ninguno hizo la denuncia formal, a pesar de que veían a su pequeño hijo ser corrompido sexualmente por el hombre en el que depositaron su confianza.
En su declaración de imputado, Forcher no se inmutó ante los hechos que se le endilgaban. “Sólo habló de él como persona respetable de la ciudad”, contó el fiscal Dato, que fue quien le leyó los cargos al líder Scout.
El rol de los Scouts
En la causa no declararon autoridades de la Parroquia. Sí lo hicieron dirigentes locales del movimiento scout. Cuando la noticia del allanamiento corrió de boca en boca en Diamante, la cúpula del movimiento realizó una asamblea para decidir el futuro de Forcher. La resolución fue sorprendente: definieron que continúe en funciones.
Esa decisión se tomó el 29 de junio de 2015, y quedó asentado en un acta de la asamblea extraordinaria que firmó Forcher, otros dirigentes del cuerpo directivo y un grupo de padres. En el texto, se destacaba sus años de trayectoria y sostuvieron que el líder no debía ser desafectado hasta que la justicia se expida sobre el caso.
Casi un mes después, el 16 de julio, al anoticiarse de la apertura de la causa, la Asociación Scouts de la Argentina, con sede en Buenos Aires, suspendió por 90 días al jefe del movimiento de Diamante. Pero luego de ese plazo volvió a trabajar en la sede ubicada detrás de la Capilla Buen Pastor.
Según información oficial que Scouts Argentina remitió a la fiscalía de Diamante, Forcher fue el Jefe de la localidad entre los años 2005 a 2013, aunque esa jerarquía nunca la perdió, ya que se ganó la confianza de todos: de sus compañeros de dirección, de los padres de los chicos y de las autoridades del Instituto Santa María, que nunca lo suspendió.
Ricardo Leguizamón
Gonzalo Núñez
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.