Es en la penúltima cuesta, antes de la Toma Vieja. A mano izquierda. Había una yegua pastando en el frente, esta tarde. Pero que camino a la Toma se vea, de un lado o al otro de Blas Parera, un caballo pastando no resulta particularmente curioso.
Lo que sí llama la atención es el tapial del terreno que está casi en la cima de la cuesta: todo de chapas y fierros reciclados, como trozos de algún camión pasado a desguace.
No se trata de una rusticidad de desarmadero; por el contrario, hay un claro sentido estético, una búsqueda. Sin ir más lejos, una obra en hierro y chapa viste el frente y anuncia el interés del espacio por decir otra cosa con los viejos trastos.
Adentro los objetos se multiplican, por decenas y decenas. Conviven, los fragmentos de máquinas y artefactos desarticulados, con espinillos, guayabos y un guayacán. La imagen completa, entre el verde respingado de los árboles perennes y los colores grises, naranjas y ocres de las cosas que serán otra, funciona como un paisaje prometedor.
Lo que está en construcción es un centro cultural, explica Matías Hergenrether, uno de los responsables del proyecto que aún no tiene nombre, pero si fecha de apertura: será antes de que se vaya la primavera.
Hace un año que Matías trabaja, con su esposa, Sandra Demartin y algunos amigos en ir transformando un terreno amplio y baldío, en un espacio de novedades para el ámbito cultural de la ciudad. Lo que tenían, antes de empezar, era este espacio verde y un galpón con carrocerías de camión ya sin uso. Ahora están montadas las estructuras de lo que serán los baños y se ve una habitación amplia, al lado opuesto, sobreelevada con perfiles de hierro reciclado, más una amplia galería donde se instalarán las mesas del bar.
“La idea es hacer un pequeño anfiteatro allá adelante para que se puedan presentar grupos de teatro o bandas de música y dos habitaciones grandes del otro lado para realizar exposiciones de arte”, organiza, señalando con el índice, el ideólogo del proyecto.
En la galería de lo que será el bar se ven unos sillones reciclados y una instalación de cubos inspirados, explica Matías, en una obra de Miro. Con una manija levanta las chapas que descubre la barra ya instalada y de perfecta visión hacia todo el terreno donde funcionará el centro cultural.
“Queremos combinar los espacios realizados con material reciclado, con dos habitaciones más tradicionales”, describe el responsable del lugar que ya imagina, además, una emisora radial, vía web, funcionando en el centro cultural y generando contenidos a raíz de lo que allí suceda.
Todavía falta, de todos modos, pero camino a la Toma Vieja, en la penúltima cuesta, se está gestando un centro cultural, entre árboles de la zona y unas viejas chapas que se incorporan al paisaje en amable complemento, asomando por Blas Parera el aliento de una idea original.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.