Por Víctor Hutt (*)
Terminó 2018 y el Gobierno provincial no cumplió la promesa dada de palabra y firmadas en el acta paritaria del 15 de mayo: “Ningún trabajador entrerriano va a tener un aumento salarial inferior a lo que indique la inflación del Indec”.
El proyecto neoliberal del Gobierno nacional es muy claro en salarios. Muchas veces el presidente Mauricio Macri ha declarado que “los trabajadores argentinos tienen sueldos muy altos” y su proyecto económico tiende a resolver ese problema (problema para los empresarios, porque para los trabajadores no es ningún problema), y la forma de resolverlo es muy sencilla de entender: los salarios tienen que aumentar nominalmente por debajo de la inflación.
De esa manera, baja el salario real, nuestros sueldos no bajan por un error del plan económico, bajan porque ese es el proyecto económico. Cuando Macri habla de que tenemos que ser competitivos, se refiere a disminuir el costo empresario en salarios. Cuando dice achicar el gasto del Estado, entre tantas otros derechos que se reducen, también está diciendo que hay que bajar el salario real de los trabajadores, y allí estamos los docentes.
Existen provincias que no comparten el modelo económico nacional y han ofrecido aumentos similares a la inflación, pero hay provincias como Entre Ríos, que han decidido cumplir fielmente los designios económicos del Gobierno nacional.
Es así que los docentes de Entre Ríos -al igual que el resto de los trabajadores estatales- hemos percibido un aumento del 33% con una inflación que superó el 48%. Terminamos el año con una pérdida del 15 % respecto a la inflación: queda un faltante del 15% para que el Gobernador cumpla con la palabra y con la firma del acta paritaria.
Este panorama empeora sabiendo que se pretende volver a hablar de salarios en marzo de 2019, porque seguramente nos convocarán en febrero, pero solo para perder el tiempo, perversa estrategia que ya conocemos. Si llegamos a marzo sin ajustes respecto al proceso inflacionario, con inflaciones de enero y febrero que no serán inferiores al 3%, estaremos con un 21% por debajo del proceso inflacionario.
Por todo esto es necesario que en forma inmediata retomemos el diálogo, queremos escuchar en qué forma se cumplirá con el acta paritaria, de qué forma se compensará el 15% perdido y cómo hacemos frente a las variaciones inflacionarias de enero y febrero.
Si analizamos el proceso salarial de 2018, no ya en su pérdida final, sino con una evaluación de la pérdida acumulada, vemos que la situación fue desastrosa para los trabajadores.
Podemos verlo en el siguiente cuadro:
Lo que fácilmente apreciemos en este cuadro es que, debido a la acumulación de pérdidas mensuales, en 11 de los 12 meses del año y en los aguinaldos, hemos perdido el 92,7% de un salario del mes de enero. En el año, hemos perdido un mes de sueldo. Eso explica con números lo que hemos sentido en nuestras economías familiares: sentíamos que perdíamos poder adquisitivo, que los salarios no alcanzan. Si nos quitan el sueldo de un mes, la situación se hace desesperante.
El año 2019 se presenta igual o peor que 2018. Nuevamente, el Gobierno nacional anticipa una inflación mentirosa del 23% y al mismo tiempo aumenta, a comienzos del año, con un decreto firmado desde las vacaciones del presidente, la electricidad un 55%, el agua un 50%, el transporte un 40%, los peajes un 30% y sabemos que todas estas tarifas tienen efecto sobre los precios, que son formadores de inflación.
Este 2019 se anticipa nuevamente con una inflación muy alta y un Gobierno nacional que pretende que los salarios aumenten un 23%, otro año en que se pretende hacer una poda al salario real de los trabajadores, otro año con el mismo proyecto económico, reducir salarios.
Por todo esto convocamos al Gobernador al inicio inmediato del diálogo salarial que arroje resultados que permitan aliviar la economía de las familias de los trabajadores. Le pedimos que deje de lado las chicanas políticas, las estrategias de dilación y las jugadas para el engaño. Le exigimos que se tome en serio el problema del salario de los docentes y nos permita recuperar el valor adquisitivo del salario. De lo contrario, será muy difícil que los docentes podamos dar clases con tranquilidad, con la continuidad que deseamos.
(*) Víctor Hutt es docente. Integra la seccional Uruguay de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) y la mesa uruguayense de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).