Será su primera Nochebuena en prisión. También su primera Navidad tras las rejas. Allí también, en la Unidad Penal de Victoria, recibirá el año nuevo, y la epifanía.

Si antes se pavoneaba de un pueblo a otro, ataviado con los colores que utilizan los sacerdotes en los distintos tiempos litúrgicos –el morado en adviento; el blanco en la Navidad-, esta vez Juan Diego Escobar Gaviria la pasará como uno más de los 140 internos de la Unidad Penal N° 5 Gobernador Febre, de Victoria.

Allá fue a dar el 21 de abril, cuando a pedido del abogado querellante Mariano Navarro y del fiscal Federico Uriburu, la Justicia le dictó la prisión preventiva. Entonces, por los riesgos procesales que se advertían: las presiones a los testigos y denunciantes de la investigación penal preparatoria que se había abierto a finales de octubre de 2016, cuando Escobar Gaviria, entonces párroco de San Lucas Evangelista, de Lucas González, fue denunciado por el primer caso de abuso.

Aquel primer caso fue el de R, un nene de 11 años, alumno de primaria, abusado por el sacerdote. Después, se sumaron tres denuncias más. En agosto, Escobar Gaviria fue sentado en el banquillo de los acusados en el  Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay y condenado a principios de septiembre de 2017 a 25 años de prisión, acusado de autor de los delitos de abusos y corrupción de menores.

El tribunal dispuso, además, mantenerle la prisión la prisión preventiva hasta que el fallo quede firme.

De modo que Escobar Gaviria sigue en prisión. En 2018, la Cámara de Casación Penal deberá revisar el fallo, a partir de un recurso que presentaron sus defensores, Milton Urrutia, Juan Pablo Temón y María Alejandra Pérez.

Allí, recibirá la Navidad.

“Es uno más de los internos que tenemos. Va a pasar las fiestas de fin de año como la pasan todos acá. El 24 se les autoriza recibir visitas entre las 8 y las 20, cinco visitas por interno, a lo largo de todo el día. Igual el 25 de diciembre: las visitas se autorizan desde las 9 a las 17, es lo único que cambia de la rutina habitual”, dice José Osuna, director de la Unidad Penal de Victoria.

Lo único, habrá un menú especial para todos los internos: en Nochebuena, costillar deshuesado con ensalada rusa, pan dulce hecho en el penal, para el postre, y este año, además, incorporaron una novedad al menú: bombón suizo y turrón.

De bebida, gaseosa.

El lunes 25, a mediodía, habrá pollo al horno con ensalada mixta.

Ambos menús se repitarán en nochevieja y año nuevo.

Impuesta la prohibición por parte de la Iglesia de Paraná para celebrar misas, Escobar Gaviria sólo puede oficiar “auto misas” en la capilla del penal de Victoria.

El capellán Manuel Tornú suele dejarle los ornamentos en el templo carcelario, y allí Escobar Gaviria celebra misa para sí mismo.

Por lo demás, es poco y nada lo que hace.

“Es bastante sedentario. No se incorpora a ningún tipo de actividad extra dentro del penal”, aclara Osuna.

Tras las rejas, Escobar Gaviria se ha despojado de todo ese carácter expansivo que tenía cuando estaba libre. “Pasa inadvertido. No hace ninguna actividad. Se la pasa leyendo. Él mismo lo ha dicho: que le gusta estar así, sedentario”, cuenta el jefe del penal.

Ni siquiera es echado a un lado cuando las requisas: su pabellón es requisado como los otros, y Escobar Gaviria, tratado como un preso más.

 

 

 

 

 
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.