Un día de abril, Delfi tomó una decisión: bajó del colectivo que la traía de clases en la Escuela Técnica N° 1 Juan Domingo Perón –está a unos 3 kilómetros del centro de la ciudad de San José de Feliciano- , fue donde la comisaría y dijo que ya no quería vivir con su mamá. Quería ir a casa de su padre.
Delfi es hija de padres separados: de niña vivió con su abuela materna, después con su madre, pero a sus 15 años pidió ir donde su padre. No lo veía desde muy niña: su madre no le permitía el contacto. Un día tomó a hurtadillas un teléfono ajeno, copió un contacto y logró hacerse del número de celular de su padre. En la escuela, pidió un teléfono prestado a un compañero y entonces lo llamó.
Le dijo lo que contó en la comisaría, y lo que repitió ante funcionarios del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf): que no estaba a gusto en casa de su madre, ni con la pareja de su madre, que soportaba maltrato. Su padre fue en su búsqueda. En la casa, hablaron: Delfi lloró y, cuando pudo, le enseñó lo que había sido su vida desde que su madre se había puesto en pareja. Le habló de los abusos que sufrió.
Lloraron juntos, y cuando tuvo la fuerza necesaria, el papá fue a Tribunales e hizo la denuncia. El fiscal Ricardo Temporetti, de la Unidad Fiscal de Feliciano, tomó el caso.
Ese día, ese 13 de abril de 2022, Delfi estaba en clase, en la Escuela Técnica N° 1 Juan Domingo Perón. Estaba en la clase de Formación Ética y Ciudadana y hablaban de educación sexual integral (ESI). Entonces se animó: contó que en su casa, en casa de su madre, era abusada. La profesora la escuchó y puso al corriente al rector.
El papá de Delfi -que no se llama Delfi: es sólo para preservar su intimidad- dice que en la escuela ocurrió lo que no esperaba: las autoridades dijeron que no querían problemas, y que mejor dejar todo así nomás.
Dejar todo así nomás supuso rehuir de lo que establece el protocolo de actuación ante casos de abuso: poner al corriente a las autoridades judiciales de la situación de la menor.
Pero todo eso, hablar con su papá, ir a la policía, contar su historia en clase y revelar el horror llevó varios días. “Pasó tiempo. La veía mal a mi hija, y entonces le pregunté qué le pasaba, reaccionó de una forma que no esperaba y entonces la reté. Fue ahí cuando ella estalló y contó todo”, dice el padre de Delfi.
El papá fue a la Justicia y denunció lo que su hija le contó: que la pareja de su mamá, que es supervisora de escuelas, un profesor de Francés, la abusaba. “Es el único involucrado, aunque sé que mi exmujer estaba al tanto de lo que le pasaba a mi hija”, dice el padre.
El fiscal Temporetti confirma esa información. “”La denuncia la hizo el papá de la chica. No vino por parte de la escuela sino que fue el padre”.
El viernes 10 de junio Delfi viajó con su papá 90 kilómetros para someterse al dispositivo de Cámara Gesell. De San José de Feliciano a La Paz. En Feliciano no funciona.
El papá de Delfi, claro, eligió creerle. “Hablé con el fiscal, me explicó cómo iba a ser el procedimiento. Me dijo que no hay testigo. Que es el abusador y la abusada. Pero que en la Cámara Gesell salta la verdad. Voy a mover cielo y tierra para que paguen lo que hicieron. Le hicieron una vida re miserable a mi hija”, dice.
Ahora el papá espera conocer qué pasó en esa Cámara Gesell -«no pude entrar», cuenta- y lo que más aguarda con decisión es que la causa judicial pueda avanzar y le pueda revelar qué ocurrió con su hija, quién o quiénes son los responsables de eso que contó, por qué la mayoría no le creyó, por qué razón la chica queda a la intemperie.
Foto Ilustrativa
De la Redacción de Entre Ríos Ahora