El comedor de la parroquia San Miguel, de Paraná, que atiende a cerca de 60 personas en situación de calle, dejará de funcionar mientras se extienda la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus.
Este lunes, los voluntarios del comedor María Rreina, así se llama, sirvieron la última comida antes de la suspensión, y lo hicieron de un modo peculiar: los comensales no ingresaron a sentarse a las mesas de la casa parroquial, sino que se entregaron viandas.
Hubo dos cambios: los voluntarios modificaron el menú que se había previsto, emparedados, e hicieron un guiso de arroz que sirvieron en improvisadas bandejas hechas con envases tetrabrik que reciclaron, higienizaron y utilizaron para servir la comida.
Gustavo Horisberger, párroco de San Miguel, dijo que el de hoy fue el último servicio, y que el comedor cerrará sus puertas. «No tenemos las posibilidades económicas de mantenerlo. Nos cuesta hacerlo funcionar todos los días, porque es en base a donaciones. Nos va a resultar difícil sostenerlo mediante el sistema de viandas», contó ante la consulta de Entre Ríos Ahora.
El sacerdote dijo que tas consultar con los referentes del comedor, «vimos que era necesario cerrar hasta nuevo parte oficial. La decisión fue tomada en relación de la edad de los voluntarios. En general, son de más de 65 años. Sus familias también les exigen que paren hasta otro comunicado oficial. No tenemos previsto repartir viandas. En la parroquia, no tenemos grupos alternativos para este tipo de inesperada situación. Es una situación compleja. No queremos entrar en pánico pero hay que cuidar a las personas que desde hace mucho tiempo están realizando este servicio».
El comedor de San Miguel tiene casi medio siglo de vida. Surgió por impulso del sacerdote Alejandro Patterson, oriundo Johannesburgo, Sudáfrica, donde nació en 1936. Se ordenó sacerdote en 1971 en Dublín, Irlanda. Formó parte de aquel contingente de curas extranjeros que a principios de la década de 1970 se asentó en Paraná, traídos por el arzobispo de entonces, Adolfo Servando Tortolo. Aquí llegó junto a John O’Malley, el padre Juan, fallecido en 2010, Peter O’Connor y Michael Hubbart. Los cuatro habían conseguido en 1966 salir de la congregación de los Hermanos Cristianos, a la que se habían incorporado como educadores. Exclaustrados de esa orden, se incorporaron a los dominicos, y se formaron en sus seminarios.
El 4 de julio de 1971 son ordenados los cuatro en la capilla del Seminario de Dublín, pero a título de la Arquidiócesis de Paraná. Llegaron a la Argentina en julio de 1972, y al año siguiente se hicieron cargo de la Parroquia San Miguel, en Paraná.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora