Funciona hace ya 79 años prestando servicios y desarrollando nuevas potencialidades a través de la incorporación de tecnología. Con el trayecto realizado y la necesidad de crecer, la Cámara Arbitral de Cereales de Entre Ríos amplia los alcances de un laboratorio único en la provincia que día a día trabaja junto a productores, acopiadores, industriales, municipios y comerciantes. El recorrido y el horizonte de una institución que se quiere dar a conocer.
Hace pocos días, el 6 de junio, la Cámara Arbitral de Cereales cumplió 79 años de vida institucional. En la fachada de la casona de calle Urquiza 654, frente a plaza Alberdi, conviven de algún modo dos expresiones de la entidad: el aspecto clásico de una estructura con historia de un lado y del otro, los paneles de vidrio obscurecidos, con las letras incrustadas en la parte superior, que proponen un perfil estético que se adecúa a un tiempo diferente.
Lo que define la característica de la institución, sin embargo, se observa en el interior de ese primer contraste en la apariencia y tiene que ver con el funcionamiento de un laboratorio de alta tecnología, en permanente desarrollo hacia la innovación, que busca nuevas soluciones al amplio público que requiere los servicios de control de calidad que allí se realizan.
La Cámara Arbitral de Cereales de Entre Ríos nació a raíz de una doble necesidad: el control de calidad y la resolución de conflictos que pudieran surgir entre compradores y vendedores de cereales. Su misión tiene que ver con ese origen, pero su compromiso se amplía en función de los nuevos requerimientos y las propias iniciativas. No son tantos los entrerrianos que conocen el nivel de complejidad y la diversidad de análisis que la cámara puede ofrecer hoy.
En entrevista con el área prensa de la UIER, el presidente de la CACERER, Pablo Tribulo y el gerente de la entidad, Leonel Perlo, dejan en claro un propósito relativamente nuevo para la institución que apunta no sólo a equipar y dotar de nuevas capacidades su laboratorio, sino también a dar a conocer las potencialidades y el alcance de lo que se ha ido desarrollando.
ESTRUCTURA.
La Cámara Arbitral de Cereales de Entre Ríos, sostiene Tribulo, está compuesta por gran parte de los sectores productivos y apunta a extender sus servicios de modo permanente. La institución cuenta con casi 80 socios y su laboratorio presta servicios en la provincia de Entre Ríos, pero se extiende a Santa Fe, Corrientes y Chaco, por ejemplo, en el caso del arroz.
La primera función de la entidad, detalla su presidente, la define como “un amigable componedor”.
“La Cámara brinda servicio de análisis y el arbitraje en todos los conflictos de lo que es el agro, cualquier diferencia que pueda haber en la calidad de un producto, en un determinado contrato. La Cámara sería la primera instancia”, define Tribulo y detalla “hay un contrato que está registrado y sellado, se presenta el problema de las partes y la Cámara lo que hace es laudar de acuerdo a las pruebas”.
La Cámara Arbitral de Cereales de Entre Ríos, además, se encarga de los registrar y sellar todos los contrato agrícolas de compra y venta.
ANÁLISIS.
Desde su origen, especifica Tribulo, la institución realizó “análisis de semillas, de suelos, de lo que es fertilizante y calidad de grano, pero con el tiempo la cámara empieza a tomar otro perfil, a adquirir más equipamiento que a su vez tenía derivaciones en otros estudios, por los cuales se empiezan a abrir las ramas”.
El complejo de laboratorios se puede dividir en cuatro, explica Perlo, “en principio está el análisis físico comercial, que es donde productores, acopiadores, cooperativas, envían sus muestras para que se emita el certificado de calidad”. Todo se realiza bajo normas de Senasa, porque el laboratorio se incluye en la red del organismo.
“Después está el laboratorio químico donde se realizan las determinaciones de suelo, agua, fertilizante, alimentos balanceados”, añade Perlo y detalla que se pueden realizar “unas 220 determinaciones distintas”.
“Una tercera parte es el tema bactereológico sobre agua y sedimentos, donde se están haciendo además estudios para lo que es consumo humano y una cuarta especificidad que es el laboratorio de semillas, donde se analiza todo lo que es la semilla para la siembra”.
La demanda del laboratorio no solo alcanza productores, explica Tribulo, “tenemos acopiadores y cooperativas, pero además hay semilleros, empresas vendedores de insumo, las municipalidades que necesitan estudio de agua, hay una gran diversidad de gente que converge a la cámara solicitando análisis, por lo que ya dejó de estar dirigido estrictamente a la actividad primaria, por eso además hay cambiar máquinas y tomar la opción de anexar o sumar otras que posibiliten nuevos estudios”.
HORIZONTE.
Luego de un extenso proceso, el laboratorio de la cámara está a una auditoria de la certificación ISO 9001/2008 de gestión de calidad. Las inversiones en equipamiento que se realizan son costosas y en dólares y la estructura del laboratorio en personal y capacitación no tiene comparación posible en la provincia de Entre Ríos.
Para cumplir con sus expectativas de innovación y alcance, la CACERER incorpora y busca nuevos públicos, también en industrias, por ejemplo trabajando con laboratorios medicinales o fábricas de jugo; ha realizado y realiza controles bactereológicos en cadena de panaderías o controles del agua para los municipios.
“El objetivo es dar a conocer la cámara, en definitiva es una empresa que hay que mantener viva, buscando las mejores alternativas en el mercado, se trata de mantener el espíritu y lo que tratamos de hacer es generar trabajo y prestigio para la institución”, define el presidente.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.