Susana Medina supo librar una pelea feroz con su par del Superior Tribunal de Justicia (STJ), Emilio Aroldo Castrillón, a quien denunció por violencia de género. Medina llegó a la presidencia del STJ; Castrillón, en cambio, eligió los cuarteles de invierno: consiguió una oportuna jubilación en mayo de 2021 cuando en la Cámara de Diputados avanzaba un proceso de juicio políltico en su contra.

En las altas esferas de la Justicia provinciana ocurren situaciones mundanas porque la deconstrucción es materia pendiente en todos los ámbitos.

La denuncia de Medina a Castrillón adquirió ribetes de escándalo cuando se hizo pública.

La inquina entre ambos miembros del STJ, aunque venía de antaño, tuvo su punto de inflexión en la reunión de acuerdo del 27 de abril de 2020. El tema en cuestión era si se avanzaba o no en la nueva apertura de los tribunales, que habían entrado en una feria extraordinaria el lunes 16 de marzo de ese año en el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia de coronavirus. El debate fue en el grupo de whatsapp del alto cuerpo: Castrillón hizo un comentario que Medina consideró ofensivo. Más aún: entendió que era violento hacia su condición de mujer.

Para entender el pleito, conviene transcribir el párrafo en el que se hace mención a ese incidente.

Dice: «La señora Vocal de la Sala del Trabajo N° 3, Dra. Susana E. Medina, informa en primer lugar, que el Programa ´La Justicia va a los barrios´ ha de implementarse en forma remota, tal cual lo hizo saber al Sr. Presidente (Martín Carbonell, NdelR) mediante nota a fin de su toma de razón y aprobación. En segundo lugar y en otro orden de cosas, quiere referirse a un hecho ocurrido el 18 de abril pasado que le causó violencia moral e institucional, en los términos de la ley 26.485 (NdelR: de Protección Integral hacia las Mujeres), y es la conducta del Dr. Castrillon que de manera pública en el grupo de whatsapp creado para enviar y recibir comunicaciones, el colega presenta una captura de pantalla que no refleja la realidad, dando a entender que abusa de licencias, perjudicando el trabajo del STJ en materia de amparos. Al respecto quiere dejar constancia que nunca se fijó en lo que han trabajado otros colegas, ni mucho menos ha estado pendiente de sus licencias porque ello no corresponde. Hace su trabajo jurisdiccional, se dedica a la capacitación a través del Instituto J. B. Alberdi, y al Programa ´La justicia a los barrios´, todo lo cual está al día y sin registrar atrasos. Que la licencia que había solicitado (la cual fue renunciada posteriormente) se debió a que todo su equipo de trabajo está afectado por distintas circunstancias en el marco de la pandemia, y que ella misma tiene a su mamá a cargo, que es persona de riesgo con 94 años y padece de la enfermedad Alzheimer. Por una parte, su Relator, Dr. Martín Vergara, debe permanecer en su casa dado que su esposa es Secretaria de la Sala y debe venir a trabajar, y tienen niños pequeños. Por su parte, su Coordinador de Amparos, Dr. Marcelo Viola, tuvo una situación personal de cuidado de su madre y, finalmente, su Asistente, la Dra. María Victoria Segado, reside en la ciudad de Santa Fé y este Superior Tribunal ha establecido que quienes están en esa situación no deben venir a trabajar por la emergencia sanitaria. Frente a tal circunstancia de su equipo de trabajo y su especial situación personal con su madre, se vio motivada a pedir una licencia a la que -reitera- luego renunció y vino a trabajar como lo hace desde que inició este receso por razones preventivas sanitarias. Seguidamente, detalla tres informes que ha solicitado a las secretarías a cargo sobre cantidad de días trabajados, amparos dictados y el estado de situación de su despacho en la Sala que integra, el que se encuentra totalmente al día, sin causas con términos vencidos pendientes de resolución. Solicita se incorporen como parte del presente dichos informes y se pasen a conocimiento de los otros Vocales. Destaca que advierte en la actitud de su colega una clara connotación violenta en razón del género, dado que ante circunstancias similares, jamás ha cuestionado a un colega varón con las mismas o similares acusaciones. Qué estima necesario dar a conocer esta conducta violenta de la que se siente víctima y no va a tolerar reservándose las acciones legales que de la misma puedan derivar. Con la palabra, el Dr. Emilio Castrillon afirma que de ninguna manera planteó nada acerca del trabajo de su colega informante, y lo que en realidad intentó decir -lo que seguramente fue malinterpretado por la Vocal- lo hizo en relación a un tema puntual que se discutía en ese foro: la apertura paulatina de los tribunales. En ese marco, y dado que la señora Vocal se encontraba en uso de licencia, propuso que opinaran quienes se irían a desempeñar y que, por lo tanto, son lo que se verían afectados por la decisión. Finalmente señala que lo hubiera hecho con cualquiera de sus colegas, sea varón o mujer, por lo que niega que se trate de un tema de género».

«No atenté contra género masculino o femenino. No diferencié género para cuestionar nada», dijo, cuando el caso saltó de los tribunales a los medios. Ahora, Castrillón prefiere la cautela y no quiere abordar la cuestión. «No puedo hacer declaraciones, pero sí puedo confirmar que me notificaron de la denuncia», dijo a modo de explicación por lo sucedido el vocal Castrillón.

El caso, después, se superó con unas disculpas públicas que formuló Castrillón a Medina. Pero la cuestión de género sigue siendo tema de agenda en los Tribunales: por los casos que llegan, pero también por los asuntos que no logran dirimir sus señorías en sus pronunciamientos.

El 8 de marzo, ya en la presidencia del STJ, Medina lanzó declaraciones y dijo que “algunas ideologías de género pretenden dejar de lado y superar la idea de la mujer, y eso supone anular el valor de la experiencia de las mujeres en la lucha por sus derechos. No creo que ese sea el camino. La sociedad necesita del valioso aporte de las mujeres, y eso es algo por lo que hay que seguir luchando. Esa potencia creadora de las mujeres, que tenemos constitutivamente, inherentemente, hay que saber aprovecharla. Las mujeres hemos sido creadoras de la humanidad, no solo de hijos, creadoras de cultura, de ciencia, del conocimiento que inventaron las mujeres en la prehistoria, en el neolítico, tiene que ser valorada y recuperada”.

Ese reproche a las «ideologías de género» lo completó con un consejo a jueces y juezas de Entre Ríos: además de leer libros sobre leyes, les pidió que pusieran un ojo en el Evangelio.

A mediados de mes, en la apertura de las XXIX Jornadas Nacionales del Foro Federal de Consejos de la Magistratura y Jurados de Enjuiciamiento de la República Argentina (Fofecma), que se desarrolló en Paraná,  Medina observó que «hoy en día, el  juez y  la jueza que tienen que integrar los poderes judiciales de todo el país ya no solo tienen que ser técnicos o saber de derecho, sino también deben cultivar virtudes como la fe, la esperanza y la caridad, tan bien descritas por San Pablo en la primera carta a los cristianos de Corintio, pero también las virtudes cardinales como la fortaleza, la templanza, la paciencia y la justicia».

En algún momento, Medina también puso la mirada en la relación que existe entre los tribunales y los «justiciables», como les apetece decir a jueces y juezas: el ciudadano de a pie, una relación, jueces y juzgados, que no siempre transita por el carril de la empatía.

La magistrada empezó a hablar de acercar la Justicia a la gente.

¿En qué lugar está hoy la Justicia?

Dijo la titular del STJ: «Estamos trabajando para una justicia de puertas abiertas y no desconocemos la realidad”, y además destacó:  “Conocemos muy bien la realidad, y trabajamos cada día por una justicia que sirva a la gente”.

El 25 de febrero, en la inauguación del año judicial, aseguró:  «Queremos una Justicia de puertas abiertas”. Los tribunales, hay que decirlo, permanecen con restricciones desde que se declaró el aislamiento por la pandemia, en marzo de 2020. Los periodistas, verbigracia, no tienen permitido el ingreso, dizque por cuestiones sanitarias.

Este fin de semana se difundieron declaraciones de la presidenta del STJ, que está de visita en Paraguay. En aquel país instó a «seguir trabajando por lograr una justicia más accesible a la gente, con juezas y jueces con una mirada igualitaria, no estereotipada, no sexista, una mirada inclusiva no excluyente y con un lenguaje simple para que las sentencias sean entendidas. Hay que empezar a diseñar sistemas de justicia que le sirvan a la gente, con nuevos procesos y con lenguaje claro”.

Medina apeló a «trabajar para vivir una verdadera ética de la justicia, superadora de la justicia formal y probadamente insuficiente para responder a las necesidades de la gente. Si queremos una justicia para la gente, debemos utilizar un lenguaje más sencillo. Hay que empezar a diseñar sistemas de justicia que le sirvan a la gente, con nuevos procesos, con lenguaje claro. No podemos estar dictando sentencias de 40 hojas que nadie lee, porque ni los profesionales la leen”. Al respecto, instó a separar el “academicismo pretencioso” del trabajo de la magistratura.

“Muchos colegas hablan en otros idiomas y utilizan latinazgos creyendo que con eso van a demostrar que son más sabios. Muchas palabras no dan sabiduría”, señaló.

Hay jueces en el sistema judicial entrerriano que se ocupan de redactar fallos comprensibles por el común de la gente -el juez penal de Niños y Adolescentes, Pablo Barbirotto, es uno de ellos, pero no el único- pero el grueso apela al copy-paste, citan a propios y extraños, utilizan una gramática pedregosa, y sus fallos resultan aburridos e inentendibles para el común.

Pero eso es la forma. En el fondo, subsisten las miradas sesgadas y los fallos contranatura, como el que emitió hace pocos días la Sala Penal del STJ, el alto cuerpo que integra y preside Susana Medina. En un caso de violación, el máximo tribunal anuló dos fallos previos y mandó a realizar un nuevo juicio, y a la víctima, a sentarse otra vez a relatar su caso.

Al respecto, el Instituto de Derechos de las Mujeres, Género y Disidencias del Colegio de la Abogacía de Entre Ríos lamentó y calificó de «bochornoso» el fallo de la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ) que por mayoría anuló la condena a 9 años de prisión de José Massad Kablan, de 29 años, médico, acusado de haber abusado sexualmente de una joven el 19 de agosto de 2018 en Gualeguay.

«No soló lamentamos los argumentos del Alto Cuerpo, sino que nos avergüenzan, como operadoras y operadores del derecho que combatimos día a día contra todo el sistema machista y patriarcal, en pos de garantizar una justicia imparcial. Este fallo signa  una fatalidad en la lucha. Es un golpe bajo a nuestros principios y una deshonra a nuestro Código de Ética», dijeron. También consideraron que el fallo es violatorio de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.

Releyendo los Evangelios, como gusta hacer a la presidenta del STJ, entonces habrá que decir que no sólo hay que mirar la paja en el ojo ajeno: también la viga en el propio, como escribió el evangelista Mateo. Muy a pesar de lo que hacen nuestros/as magistrados y magistradas.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora