Justo José de Urquiza fue el primer presidente constitucional de Argentina y sin duda el máximo prócer entrerriano a nivel nacional. Tras vencer a Rosas en la Batalla de Caseros, promovió el Congreso Constituyente que sancionó la Constitución Nacional de 1853 y forjó así la organización nacional.
Pero, en algún momento se puso en duda el origen entrerriano de Urquiza. Así es: el historiador Vicente Fidel López (hijo de Vicente López y Planes, autor del Himno Nacional) en su Manual de Historia Argentina afirmó sin dudar que Urquiza se hacía pasar por entrerriano pero que en realidad había nacido en Buenos Aires. Eso generó una polémica entre Vicente Fidel López (quien también mantendría diferencias con Mitre por la historia de Belgrano) y Martiniano Leguizamón. Leguizamón le contestaría a López en su libro “Hombres y cosas que pasaron” con el artículo “La cuna de Urquiza”.
Efectivamente, en su manual Vicente Fidel López publica en el capítulo titulado “Después de Caaguazú”, bajo el subtítulo “Discordia entrerriana”, lo siguiente: “Echagüe y Urquiza estaban a matarse. Las burlas y las piñas que éste hacía de aquél habían producido agravios mortales y bandos opuestos en la provincia. La reyerta se agravaba por la circunstancia de que Echagüe era santafecino, es decir foráneo, según nuestras malas tradiciones provinciales; mientras que Urquiza se hacía pasar por entrerriano”. Luego, ratifica esta afirmación con un pie de página: “Era nacido en Buenos Aires”.
Respuesta de Leguizamón
“Hace ya veinte y tantos años que publiqué en El País un artículo para rebatir la afirmación de don Vicente Fidel López en su Manual de la historia argentina que Urquiza se hacía pasar por entrerriano, siendo nacido en Buenos Aires”, comienza diciendo Leguizamón.
El historiador entrerriano interpone como prueba del origen entrerriano del caudillo la partida bautismal extraída de la vicaría de Concepción del Uruguay, sobre un sello del año 1821 de la República de Entre Ríos, además de referencias a la Historia de los gobernadores, de Antonio Zinny.
La discusión estaba planteada y luego de publicado el artículo, López le contestó a Leguizamón con “una breve y seca esquela” con fecha del 24 de septiembre de 1901 y redobló la apuesta: “Al decir en mi Manual de la historia argentina que el general Urquiza había nacido en Buenos Aires no he hecho otra cosa que transcribir una tradición tan corriente aquí como en Entre Ríos, que he recibido de personas que me merecen entera fe. Es ésta una cuestión ya discutida hace varios años y mucho antes de escribir mi Manual, he conocido el testimonio de la partida de bautismo a que usted se refiere y cuyos registros no existen”.
Para Leguizamón, con esa argumentación de López “la desilusión fue completa” ya que no tenía pruebas para rebatirlo, y “se acogía al socorrido recurso de invocar una tradición corriente, con la cual no se destruye nunca un documento auténtico como el que yo traje al debate”.
Por las dudas, Leguizamón pidió una copia autenticada por el intendente de Concepción del Uruguay y el cura de entonces de la partida del acta de bautismo del “libro I de bautismos del año 1781 a 1803, al folio 331” y se la envió a López. Se desilusionó después porque nunca recibió respuesta. Pero aún, cuando luego de la muerte del autor sus hijos realizaron una reedición del Manual comprobó “con no poca sorpresa” que la afirmación de que Urquiza era porteño “aparecía sin variante alguna”.
Martiniano Leguizamón no fue el primero en cuestionar los métodos historiográficos de Vicente Fidel López, ya que en su momento tuvo un enfrentamiento con Bartolomé Mitre. Así lo cuenta Rogelio Alaniz en un artículo publico en el diario El Litoral: “Su Historia de la República Argentina soportaba las críticas de sus contrincantes. La polémica con Mitre es una de las más aleccionadoras de nuestra historiografía. Básicamente Mitre defiende la historia fundada en documentos y López cree más en la evocación y la remembranza. En su momento los observadores aseguran que Mitre ganó la pelea por puntos. Hoy el fallo estaría algo más dividido. Ni Mitre era tan objetivo, ni López tan subjetivo. Como dirían Alberdi y el viejo Vélez Sarsfield, con los documentos se puede escribir también la historia oficial de la clase dirigente, la historia del poder, porque sólo los que tienen poder pueden escribir documentos”.
Leguizamón en su artículo también menciona otras inexactitudes cometidas por López en sus libros, como que “Oribe era oriundo del Alto Perú y los orientales exhibieron la respectiva fe de bautismo existente en una iglesia de Montevideo”. O que la Asamblea del Año XIII “se instaló solemnemente el 13 de diciembre de 1813” aunque “ningún argentino ignora que el diputado don Vicente López presentó a la Asamblea y fue aclamada, en la sesión del 11 de mayo del mismo año, la Canción nacional”. Hoy diríamos que lo chicaneó con gran altura al involucrar a su padre y creador del Himno Nacional.
Más adelante, expone otra evidencia (que es todo un hallazgo) para comprobar el origen entrerriano de Urquiza. Se trata nada menos que de un documento de puño y letra del prócer que se encuentra en el Archivo Nacional. En junio de 1819, Urquiza de 19 años vivía en Buenos Aires donde trabajaba como empleado de comercio y para pasar a la provincia de Entre Ríos presenta la siguiente nota: “Justo José de Urquiza, natural del Arroyo de la China (N. R. actual Concepción del Uruguay), ante V. E., con todo respeto dice: que determina pasar a aquel destino con el objeto de evacuar diligencias de su giro; y para poderlo verificar. A V. E. suplica se sirva concederme la correspondiente licencia, será justicia. Excmo. Sr. Justo José de Urquiza. Patria, Entre Ríos, estado soltero, edad 19 años; exercicio, dependiente; estatura regular, pelo negro, cejas íd. Ojos pardos, nariz regular, boca chica, barba poca”.
Como broche de oro, Leguizamón aporta otra invaluable documentación del origen del caudillo. Se trata de la copia de una memoria de familia escrita de puño y letra por Josef de Urquiza, padre de Justo José.
“Apuntes de mis hijos, qué día nacieron, dónde, quiénes fueron sus padrinos y parroquia en que se bautizaron”, reza el encabezado.
La larga enumeración de los hijos (todos con Josef como primer nombre) comienza con tres hijos que nacieron en Buenos Aires y bautizados en la Catedral de esa ciudad y luego otros diez vástagos que vieron la luz en Entre Ríos. La nota que lleva por fecha 18 de octubre de 1801 dice: “Nació en este día a las ¾ pasada la una de la noche, Josef Justo y fue bautizado el día 21 por el capellán de casa, el R. P. Fr. Juan Claramonte de esta villa de Concepción”.
Y finalmente, Martiniano Leguizamón explica: “El último hijo varón a quien denominaron en la pila bautismal Josef Justo, para evitar confusiones con sus hermanos o porque le pareció más sonoro invirtió los nombres y firmó: Justo José de Urquiza”.
La polémica no continuó porque López ya había muerto cuando se publicaron esos documentos.
Texto: Fabián Reato
Fuente: Laurentino