Desde calle Urquiza, se ve apenas lo que la vista permite ver. La gran cúpula, las dos pequeñas torres del frente. Es el edificio más emblemático del corazón histórico de la ciudad. Ahora, el tiempo, la agresión de las aves que utilizan las molduras para anidar, y la falta de mantenimiento han hecho estragos en la edificación. Pero aún así mantiene su belleza original, sus líneas llamativas. La Iglesia Catedral de Paraná fue declarada monumento histórico nacional en 1942. Su construcción comenzó en 1883 pero recién sería inaugurada en 1886. Ahora, en sus escalinatas renegridas se encuentra a menudo heces, y en la puerta de ingreso, casi siempre hay mendicantes. Y no es recomendable levantar la vista hacia el techo, porque las palomas revolotean y el olor suele ser insorpotable.
De la Redacción de Entre Ríos.