El documental “No abusarás. El mandamiento negado en la Iglesia de Francisco”, se proyectó en la Facultad de Ciencias de la Educación, de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), en Paraná, en la noche del lunes en el marco de las actividades por el Día del Periodista, que se celebró el pasado 7 de junio.
El trabajo reúne los testimonios de víctimas, profesionales y testigos de los casos de abusos por parte de miembros del clero a lo largo del país y se centra en los ocurridos en Mendoza, La Plata, y Paraná.
Luego de la proyección, hubo un panel debate en el auditorio Rodolfo Walsh en el que hablaron el periodista y realizador del documental, Julián Maradeo; Fabián Schunk y José Riquelme, dos denunciantes del cura Justo José Ilarraz (próximo a ser llevado a juicio por abusos cometidos a seminaristas entre 1985 y 1993); el ex sacerdote José Dumoulin, y el director periodístico de Entre Ríos Ahora, Ricardo Leguizamón.
En la sala donde se llevó a cabo la actividad estuvieron familiares de víctimas de abuso sexual por parte de curas, docentes, estudiantes universitarios y público interesado en el ocultamiento de estos casos por parte de la Iglesia Católica.
Maradeo: “la Iglesia está decidida a no acompañar”
Como introducción, el periodista Julián Maradeo habló de las dificultades para comprender lo que vive una persona que fue víctima de abuso por parte de un sacerdote.
Maradeo refirió que decidió hacer el documental al notar que en el país se daba “un caso detrás del otro” y que el periodismo cumplía un papel más de difusor de los hechos pero no de reflexión sobre el sistema de encubrimiento de la Iglesia Católica que operaba en cada situación de abuso.
El comunicador destacó la “lucidez” de Fabián Schunk, por poder poner en palabras el proceso que enfrentó como un sobreviviente de abuso eclesiástico, y señaló que existen profesionales –algunos de los cuales hablan en el documental- que comparan el plan de encubrimiento de los abusos eclesiásticos con los del holocausto o la última dictadura que vivió el país.
“La Iglesia está decidida a no acompañar estos procesos sino solamente a hacer manifestaciones públicas. Y hay un dictado que viene desde el Vaticano”, advirtió el periodista que coordinó el documental “No Abusarás”. En relación a la pieza que está disponible en Youtube y que se viene proyectando en varios lugares del país, dijo que “busca sistematizar algo que ellos (las víctimas) vienen expresando desde hace muchos años en privado y desde hace poco en público”. Resaltó que pasaron dos décadas para que se animen a hablar de lo que les sucedió.
Schunk: “Puiggari es un mentiroso”
Uno de los nombres más mencionados durante la charla fue el de Juan Alberto Puiggari, hoy arzobispo de Paraná, ya que se lo sindica como una de las autoridades de la Iglesia que colaboró para encubrir los abusos de Ilarraz.
Puiggari fue rector del Seminario Mayor de Paraná entre 1992 a 1997 y participó de la investigación diocesana que en 1995 ordenó el entonces arzobispo Estanislao Karlic, hoy cardenal.
“Puiggari dice que se enteró en el ’95, es un mentiroso”, dijo Fabián Schunk en un momento de su exposición. Schunk es una de las víctimas/sobrevivientes de los abusos de Ilarraz. Hace unos años se animó a hablar públicamente de su caso y reclama justicia. Este lunes estuvo acompañado por José Riquelme, otro denunciante de Ilarraz que decidió mostrarse por primera vez en público aunque prefirió no hablar.
“He pensado sobre lo que iba a decir, pero esto no se puede escribir y menos se puede leer”, reflexionó Schunk y, seguidamente, relató a los presentes su experiencia en el Seminario de Paraná en el que conoció a su compañero José Riquelme, pero también al cura Ilarraz.
Contó que cuando tenía 12 años, mientras estaba en el Seminario, admiraba a Riquelme, por su destreza con la guitarra y que aquel chico, al igual que él, sufrió los abusos de Ilarraz. Mencionó que Riquelme llegó a contarle a Puiggari lo que le pasó, pero recibió un castigo como respuesta. “Puiggari le dijo callate la boca, boca sucia. Sos un mentiroso, andá a barrer”, relató Schunk.
Asimismo, el referente local de la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico, habló sobre el proceso que pasa una persona que sufrió abusos, desde el momento de los hechos hasta cuando se anima a revelarlos.
“Todos teníamos un padecimiento por dentro que no nos animábamos ni siquiera a esbozar porque te retaban. Tratábamos en no pensar en eso”, dijo y añadió que cuando decidió hablar pensó en las demás víctimas.
El proceso de un chico que sufre abuso lo dividió en tres etapas: la catástrofe, que es cuando el chico abusado vive momentos de total desconcierto sobre lo que está pasando; el segundo momento lo describió como una “amputación” de la capacidad de amar y confiar en otras personas; y la tercer etapa la ubicó en el momento en que se rompe el silencio.
“Cuando vencés la vergüenza, rompés esa estructura, ahí se siente una profunda liberación, la liberación de vencer de algún modo a aquellos que te oprimieron con silencio, que quisieron salvar su prestigio, su honra, que quisieron salvar su carrera a costa de tu dolor y el de muchos”, aseveró Schunk.
En esa línea, resaltó el rol de los periodistas para dar a conocer las historias de abuso eclesiástico y el sistema de encubrimiento de la Iglesia.
“Cuando uno ve una nota que desenmascara a un tipo de estos siente justicia. La única justicia que hemos tenido por el momento es la de los periodistas, porque la de la justicia civil todavía estamos esperando. Sabemos que va a llegar y esperemos que llegue”, completó.
Más adelante, reconoció que la justicia entrerriana “dio pasos fundamentales” en la investigación de los abusos de Ilarraz y destacó el trabajo del juez Alejandro Grippo, quien en abril de 2013 resolvió que los abusos del sacerdote no prescribían. No obstante, contó que hubo algunos magistrados que le dijeron que las denuncias eran “un ataque a la Iglesia”.
Dumoulin: “La jerarquía eclesiástica tiene que tomar medidas”
Por su parte, el ex sacerdote José Dumoulin remarcó que “poder hablar es saludable porque hace que uno se encuentre con su realidad”. Y mencionó que estos hechos fueron determinantes para que se alejara del ministerio, ya que se sintió “incomprendido” en su reclamo para que se haga justicia por los chicos abusados.
“Creo que a nivel de la jerarquía eclesiástica se tienen que tomar las medidas que corresponden porque un sacerdote que abusa no puede seguir ejerciendo el ministerio”, manifestó.
Más adelante, planteó que no comprende por qué la Iglesia protege a los curas abusadores, y no se pone del lado de las víctimas. “Se sigue con esa dinámica de proteger y trata de salvar la imagen cuando es todo lo contrario: la imagen de la Iglesia va a ser más fuerte y creíble cuando todas estas cosas salgan a la luz”, expresó.
Luego cuestionó que muchos curas abusadores “siguen ejerciendo el ministerio en forma privada, es decir que siguen siendo sacerdotes con todos los privilegios”. Más tarde recordó que la investigación diocesana del caso Ilarraz fue en 1995, y que desde entonces no hubo un castigo. “Si la justicia eclesial es tan lenta es que obviamente no existe”, sentenció Dumoulin.
Leguizamón: “la justicia debe dar respuestas a las víctimas”
A su tiempo, el director periodístico de Entre Ríos Ahora y uno de los colaboradores en la producción del documental “No Abusarás”, Ricardo Leguizamón, recordó que actualmente en la provincia “hay tres causas penales en la justicia, y la justicia debe dar respuestas a las víctimas”.
De ese modo hizo referencia a las investigaciones judiciales por los abusos del cura Justo José Ilarraz, de Juan Diego Escobar Gaviria –a punto de ir a juicio- y de Marcelino Moya.
Los abusos de Moya
El 29 de junio de 2015 el cura Marcelino Moya fue denunciado en la justicia por dos jóvenes que dijeron haber sufrido abusos mientras formaron parte del grupo de juvenil de la Parroquia Santa Rosa de Lima, de Villaguay, en la década de 1990, cuando Moya era vicario allí.
Este lunes, en el panel, familiares de un joven abusado por el cura Moya agradecieron el trabajo realizado por los periodistas y, especialmente, destacaron la valentía de los sobrevivientes de abusos eclesiásticos.
La madre de un joven abusado por Moya contó: “mi hijo pasaba las horas enteras en la Iglesia y yo era catequista. Como mamá yo decía que la Iglesia era el mejor lugar para un hijo. Sin embargo, mientras daba catequesis en un lado, el cura Moya abusaba de mi hijo en otro”. Por último, afirmó que están seguros que en la ciudad de Seguí y Lucas González hay más víctimas del sacerdote.
Gonzalo Núñez
Especial para Entre Ríos Ahora