Es sábado y no hay nadie en el Paseo Parque Botánico Leandro Alem.
El portón de ingreso, que da al Acceso Norte, está cerrado, de modo que se debe ingresar por un paseo peatonal.
Adentro, no hay casi visitantes a esta hora, mediamañana del sábado. Los pocos, los primeros, irán llegando después, pasadas las 11.
A un costado de la bicisenda que rodea todo el predio poblado de verde, en dirección a calle Walter Grand, hay un campo liso, que tiene un cartel. Ese cartel dice: “Futuro predio a forestar”.
No hay nada plantado, sólo tres brotes que sobreviven a duras penas.
No tienen futuro. En todo el límite del predio, han colocado otros carteles –algunos ya por el suelo, estropeados–, que dicen: “Estacionamiento”.
De modo que lo que antes era verde, mucho verde, ahora será playa de estacionamiento. A esa playa de estacionamiento se ingresa por un ingreso nuevo que ahora se ha creado de prepo, sobre calle Grand.
Hay un gran cartel, que indica cómo está constituido el Parque Botánico, y ese gran cartel está a punto de derrumbarse. Las maniobras que hacen los automovilistas para estacionar en días de mucha concentración de visitantes no han sido tan precisas: hay otros carteles que ya están por el piso.
El Parque Botánico se creó después de aquella pantomima del exgobernador Sergio Urribarri, cuando anunció que allí, donde antes estuvo la Escuela Granja, se construiría el Estadio Único de Paraná. Eso fue en 2012.
Nunca hubo nada. Ni Estadio, ni siquiera un asomo de Estadio.
Entonces el predio que había quedado ocioso se destinó para espacio verde, y así nació el Parque Botánico.
Está emplazado al lado del Vivero Municipal, a 10 kilómetros del centro de Paraná en el Acceso Norte y su intersección con la calle Tarnowsky, y fue inaugurado por la exintendenta Blanca Osuna en octubre de 2015.
El Paseo tiene un área central con una calle arbolada con fresnos y distintos sectores distinguibles dentro del eco-paseo: “Los Quercus” con la presencia de un ejemplar de alcornoque (árbol de corcho), uno de los pocos ejemplares adultos de Paraná; “Los Pioneros”, de origen más antiguo, algunos de más de 200 millones de años; “Las Acuáticas y Palustres”, cuyo sector con el arroyito y puente de durmientes de quebracho cuenta con lirios amarillos, camalotes, redonditas de agua y achiras que aloja peces típicos; “Los Entrerrianos”, zona atravesada por el arroyo que corona un tajamar, constituida por especies nativas de nuestra provincia; “Las Cañas”, donde hay caña de azúcar, bambú, entre otras; “Los Notables Argentinos”, donde se encuentran especies de árboles nativos de nuestro país; “Los Ilustres Visitantes”, zona en la que predominan especies originarias de otras regiones del mundo; “Los Pinchudos”, dedicada a los cactus; “Aromáticas y Medicinales”, muestra de plantas que utilizadas para curaciones; “Compost”, elaborado a partir de las hojas del barrido urbano y chipeado de ramas producto de las podas de árboles de la ciudad; “El Tajamar”, ambiente acuático delimitado por un terraplén plantado con ceibos; y “Las Invasoras”, sector de plantas de origen exótico que se adaptaron muy bien a nuestras condiciones ecológicas.
Aunque ahora, todo eso, con el uso intensivo se le ha empezado a dar, podría afectarse. Ya los autos invaden la bicisenda, y estacionan en lugares no permitidos. Ahora, con la creación de la playa de estacionamiento en el futuro predio a forestar el riesgo es mayor.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.