Las torres están allá, inmersas en el ancho verde, detrás, muy detrás del Parque Hortícola, casi al final de calle Walter Grand, a 5 kilómetros del Acceso Norte. Los gigantes de acero están ahí, y alrededor las torres, y columnas más pequeñas y una telaraña de cables que salen en todas las direcciones. Pero más acá, cerca de la ciudad, los cables no están arriba, ni amarrados a un poste, ni llevando energía a algún sitio. Están enroscados, en el piso, tapados por la maleza. No se sabe por qué, no se sabe hasta cuándo, pero ahí están. Esperando ser conectados a algo.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.