El árbol de Navidad, un arbolito corriente, puesto en el pasillo de una oficina pública, tiene todo lo que requiere un árbol de Navidad: soplillos, guirnaldas, luces de colores. No tiene pesebre, pero tiene cartas escritas a un destinatario desconocido. Las cartas que cuelgan del árbol van dirigidas a Papá Noel, y tienen un fin pedestre. Piden una pava eléctrica, una computadora y hay quien, más osado, pide también un bono de fin de año. Quizá Papá Noel pase de largo, y las cartas queden ahí, sin destinatario. O quizá no. Habrá que esperar.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.