Por Nelson J Schlotahuer (*).

 

Mucha gente, de las tantas que escuchamos todos los días, se pregunta porque Diamante no despega, no se activa económicamente, y se suele comparar con las ciudades vecinas (la «Villa», «Valle», «Ramírez», Crespo) que nos pasan el trapo con actividad económica, mejoras urbanas y despegue social.

Para mí no es muy complicado.

Las ciudades que nombramos tienen menos del 10 % de su población económicamente activa con ingresos del Estado. No solo eso, tienen superávit fiscal, porque la mayoría (90 %) paga sus tasas (porque el Municipio presta correctamente los servicios), y a la hora de votar, esa independencia económica, les permite elegir lo que creen mejor, por encima de los «corazoncitos» políticos.

Esas poblaciones tienen proyectos de ciudad que llevan a cabo: Oro Verde es una ciudad que aprovecha al máximo su cercanía con Paraná y los servicios turísticos; Libertador es un centro de servicios médicos y universitarios; Valle María es un generador de economía y servicios relacionados con el agro y pymes pujantes; Ramírez tiene un polo industrial que sigue creciendo.

¿Y Diamante? No tiene proyecto de ciudad. Solo proyectos políticos personales.

El único proyecto que tiene la dirigencia local (sobre todo la que ocupa cargos) es mantener el sistema que hace que el 80 % de la población económica activa de la ciudad este cobrando ingresos de algún ente estatal.

Tenemos déficit (se gasta más de lo que se recauda, no se proveen buenos servicios y crece el endeudamiento), se ocupa más del 90 % de ingresos municipales, en pago de sueldos, contratos y subvenciones, no les alcanza para el gasoil de las pocas máquinas en uso, pero aumentan los cargos en el presupuesto, con sueldos que son vergonzosos para la pobreza que cada día aumenta (Un ejemplo: el intendente de Valle María está cobrando cerca de $ 30.000, el de Diamante supera los $ 90.000). Un mínimo de sensatez haría que los funcionarios públicos de Diamante por un tiempo se equiparen a un Director de planta, y «resistan» una emergencia, y los del Concejo (todos) empiecen a pensar que su lugar es honorable, por lo tanto, los gastos de representación (80 %) del sueldo sobran. Solo en estas medidas, en un año, compran todas las maquinarias que se necesitan para prestar buenos servicios.

Las peleas políticas son para sacar un crédito en dólares (un disparate que a meses de la propuesta y después de discursos donde había que escuchar hizo menos daño al Municipio en sus gestiones, no ha avanzado para ningún lado), poner nombre a calles (un ex intendente o un suceso lamentable), o designar el próximo cargo de planta apetecible; mientras tanto, se administra (y mal) la pobreza de esta ciudad, donde el Municipio dejó de ser un prestador de servicios para ser un servicio para quienes lo conducen y otros entes estatales (el inflado Puerto por ejemplo) gastan fortunas en personal político sin que le ingrese un peso al Estado Municipal.

Y como todo no debe ser diagnóstico sino propuestas, anoten: bajen el gasto político sin joder a los más débiles; prioricen los servicios públicos y no los gastos superfluos, es una emergencia, y si hay que ajustar se empieza por los que mejor les va en el Estado; es tiempo de medidas de emergencia, imagínenselas, sean creativos, para algo se postularon en las elecciones (más allá que ganaron de rebote); establezcan escalones de cobranza de tasa, privilegiando cobrar la mayor deuda; impulsen la pobre economía local (el comercio) con medidas fiscales y de control; transparenten el gobierno, no con discursos o reportajes inútiles, sino con publicación sin «photoshop» de proyectos, sueldos, agendas, etc; copien lo bueno de los pueblos que nos rodean; saquen réditos económicos de las inmensas bellezas naturales de la ciudad; de escuchen a quienes dicen lo que no es gusta escuchar.

Opino y propongo, no porque salga de un repollo, sino porque quién esto escribe, tuvo a cargo el manejo de la economía municipal (además de la gestión administrativa, ya que la política la llevaba el intendente) en una situación mucho peor – en todo sentido- que la de hoy (2009), sin tener un solo conflicto con el gremio, estableciendo cobros amigables (rapipagos), mejorando el funcionamiento de los órganos de control (Policía Municipal, Juzgado de Faltas, Oficina de Defensa del Consumidor), terminando obras inconclusas (barrios), bajando gastos superfluos, priorizando el funcionamiento del parque automotor municipal, aumentándolo a pesar de la falta de recursos, elaborando proyectos de ordenanza de los más variados temas, y me estoy olvidando de más cosas positivas, reconociendo errores, porque quienes hacemos, también nos equivocamos.

Si bien Macri es un símbolo de la ineptitud gobernando (tu bolsillo te lo recuerda a cada instante), vivimos en esta ciudad, y Diamante tiene un gobierno del mismo signo que nuestro criticado – bien merecidamente- Presidente. Diamante no es una isla, hoy también es territorio macrista, y es parte de una gestión que a tres años casi de llegar al poder no tiene idea de donde esta parada.

 

 

(*) Nelson J Schlotahuer es abogado. Fue secretario de Gobierno, Hacienda, Obras y Servicios  de la Municipalidad de Diamante en el período 2009/2012.