La undécima audiencia del juicio oral al cura Justo José Ilarraz por los abusos en el Seminario Arquidiocesano de Paraná contará, este martes, con la declaración, entre otros testigos, del exrector Luis Alberto Jacob, y de un amigo personal del imputado, el sacerdote Mario José Taborda.

Ilarraz está siendo juzgado por los gravísimos casos de corrupción de menores por los cuales fue señalado por siete víctimas. Los hechos habrían ocurrido mientras fue prefecto de disciplina en el Seminario, entre 1985 y 1993.

Cuando gobernó la Iglesia de Paraná, Estanislao Karlic ordenó investigar a Ilarraz por cuatro denuncias de abuso.

Fue en 1995. Al año siguiente, 1996, concluyó que los hechos existieron, y le aplicó la pena del destierro.

En 2012, se inició la causa penal que el 16 de abril de 2018 llegó a juicio oral. Ya declararon las siete víctimas.

El Ministerio Público Fiscal, a cargo de los fiscales Álvaro Piérola y Juan Francisco Ramírez Montrull, considera que han quedado acreditados los hechos, y que la carga probatoria es suficiente como para pedir una altísima condena para Ilarraz durante los alegatos del jueves 10 y viernes 11.

Este martes, el tribunal conformado por los camaristas Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel a los testigos citados para el debate: el sacerdote Joseph Charle André Gauthier, uno de los firmantes de la carta que en 2010 se presentó al azobispo Mario Maulión; el exrector del Seminario, Luis Alberto Jacob; los sacerdotes Jorge José Lorenzo Bonin y Mario Taborda; y también a Yolanda Weiss y Martín Perotti.

Durante su declaración indagatoria, en 2015, Ilarraz contó que Taborda fue uno de los que lo recibió en Paraná para encabezar celebraciones religiosas, aún cuando Karlic se lo había prohibido. «Nunca hice una presencia escondida; es más, en el año 2004, en Paraná, bauticé a mi sobrina; en febrero del 2004 casé a mi hermano en la Parroquia San Agustín, del barrio San Agustín, donde era el párroco el padre Taborda, Mario. Él le concedió la autorización a mi hermano y yo los casé delante de mucha gente. Y por si no les queda claro a algunos, no recuerdo el año, pero alrededor de 2008/2009, me visitó el padre o Monseñor Tanger, con un grupo de seminaristas a Monteros, en una traffic fueron, así que era un grupo de 12 o 14, no sé. Yo me iba a celebrar misa, los invité a comer y ellos estaban ya regresando para Paraná. Esto es porque quería dejar bien en claro que nunca tuve ninguna notificación ni verbal ni escrita sobre actuaciones diocesanas. Los últimos ocho años he estado en la parroquia Sagrado Corazón de Monteros, con la misma metodología del primer día que entré a la diócesis, sin ninguna restricción», declaró.

En la instrucción, Taborda dijo que «fueron compañeros de estudio» en el Seminario con Ilarraz, pero que «nunca» sospechó nada de los abusos. Aunque sí recordó haber comentado con el sacerdote Eduardo Armándola el hecho de que «los chicos estaban mucho en la habitación de Ilarraz, eso porque hace 30 años se recomendaba mantener distancia, no estrechar vínculos y veían una relación muy vincular de los muchachos con su formador, pero no lo comentó a ninguna autoridad porque no lo consideró un tema determinante, ni un desorden. Ilarraz siempre fue una persona solidaria, cercana, compartió los estudios y muchos momentos luego de terminarlos. Lo vio en Roma, viajó a Tucumán, delegó en él la celebración de un bautismo familiar en 2003 o 2004. Volvió a verlo unos minutos en el 2010».

Luis Alberto Jacob fue rector del Seminario entre 1986 y 1992; antes, de 1985 a 1986 había sido vicerrector; y vicario general de la diócesis, de 1983 a 1998. En su declaración en la etapa de instrucción de la causa, dijo que «como sacerdote (Ilarraz) tenía mucha vocación, responsable en su tarea de atender a los menores».

Y lo calificó como «una persona preocupada por la formación de los seminaristas, piadoso y, a su criterio un buen sacerdote con celo apostólico, que tenía buena relación con los seminaristas menores. Era en general bien aceptado por ellos, aunque con algún grupo parecía tener más afinidad, tanto fue así que se le formuló advertencias sobre esta diferenciación que era en alguna forma bastante ostensible y, aunque no sabe si hubo quejas, se notaba la disconformidad. Algunos iban a su cuarto, paseaban en el auto de Ilarraz, jugaban fútbol y otras actitudes, nada fuera de lo normal. La diferencia estaba en que había cierta mayor amistad con unos y no en otros».

A las 9 de este martes está previsto el inicio de la undécima jornada de audiencias del juicio por los abusos en el Seminario al cura Justo Ilarraz.

Hasta aquí, hubo audiencias los días 16, 17, 23, 24, 25 y 26 de abril; 3, 4 y 5 de mayo, y el lunes 7.

 

 

 
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.