Por Carlos Emilio Chiara (*)
Escribo esto desde la calentura y la impotencia.
Es realmente increíble adonde se ha llegado. Es una total hipocresía en la que vivimos.
Lo peor del caso es que los Diputados sean quienes promuevan esta acusación cuando es sabido por todo el mundo las movidas que hacen con sus viáticos. Impresentables, debería darles vergüenza.
Ojalá todo se manejara así en este país. Seríamos como Noruega. Pero no, lo quieren voltear a él mientras hay gente que pasó por la administración pública unos años y no puede justificar ni una cuarta parte de su patrimonio y anda lo más pancha por la calle y por la vida.
Es un mamarracho y me duele todo este manoseo al que se le ha expuesto porque estamos ante una figura destacadísima en la materia, no sólo a nivel provincial, sino a nivel país. Y no lo digo porque sea mi padre. A lo largo de mi vida he comprobado y experimentado cuan admirado es por su labor judicial y me han hecho llegarle muestras de afecto, admiración y respeto desde diferentes ámbitos y rincones. El Derecho es su vida y siempre actuó por y para él.
De todas maneras sé que su figura va a ser respaldada por la familia judicial que tanto lo respeta y hechos como este sólo hacen que se engrandezca más su desempeño como Juez ya que nunca negoció su independencia, tal cual lo ordena su posición. Y es por ello que recibe estos ataques. El podría hacer la más fácil, como le presesntaron en más de una ocasión, que sería negociar, y tomar el camino más sencillo y hacer la plancha. Está en edad y condiciones de hacerlo. Pero no, es tan fiel a sus convicciones que no se va dar por vencido ni aún vencido sabiéndose inocente.
No puedo evitar derramar alguna lágrima por la angustia que me produce todo esto, seguramente lea, relea y cambie este texto más de una vez, pero es lo que me sale escribir ahora.
Siempre te voy a admirar y te quiero, con tus defectos y virtudes.
Sos mi Súperman en esta tierra.
(*) Hijo del juez Carlos Alberto Chiara Díaz.