La reforma de las leyes 26.206 y 26.150, de educación y de educación sexual integral (ESI) obtuvo dictamen favorable en el plenario de las comisiones de Educación y de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia de la Cámara de Diputados de la Nación.
La reforma apunta a garantizar la enseñanza de la educación sexual integral en todas las escuelas del país, públicas y privada. El proyecto en discusión declara «de orden público» la ley de educación sexual integral, sancionada en octubre de 2006. Pero a pesar del tiempo transcurrido, sólo 9 de las 24 provincias han adherido a ese marco legal.
El nuevo marco legal elimina la posibilidad de que los colegios adapten la educación sexual integral a su «ideario institucional y a las convicciones a sus miembros», lo cual obligaría a los colegios privados a dar educación sexual integral sin recortes.
La Iglesia Católica, claro, ya empezó mostrar su dura oposición a esa eventual reforma con una frase de guerra: la «dictadura de la perspectiva de género».
María Inés Franck, abogada, especialista en Derecho Canónico, coordinadora de la Comisión de Protección de los Menores de la Iglesia de Paraná, dice: «La fractura se genera cuando se intenta imponer sólo una perspectiva en un tema tan sensible como la sexualidad. Es difícil imponer una única visión a todos porque no todos la comparten».
Quizá no lo sepa Frank, pero la Ley N° 9.501, sancionada en 2003 por la Legislatura de Entre Ríos, ordenó al Consejo General de Educación (CGE), poner en marcha un plan de educación sexual, que planteó: «Se incluirá tanto en las políticas de educación sexual como en la capacitación y formación en los diferentes niveles educativos la perspectiva de las relaciones de género».
«Acá el conflicto se da cuando se impone sólo una visión determinada desde la sexualidad”, dice Frank. Y sostiene que “es llamativo que se pretenda quitar la referencia a los padres y a la libertad de enseñanza. Es un avance contra la libertad de expresión, de enseñanza, de los padres de educar a sus hijos”.
Al respecto, sostiene que sin la reforma, “la ley como está hoy permite un libre juego de todas las libertades. La reforma que se está planteando no permitiría eso. No se puede ir en contra de derechos de más alta jerarquía”.
En este tema, “la perspectiva de género se pone como la visión hegemónica en la educación sexual que tiene la característica de dividir el comportamiento sexual del biológico. En cuanto a las pautas, a las conductas, no tiene en cuenta lo que ya viene dado desde el nacimiento por su dato genético. Muchos de los sectores que proponen esta reforma, son los que han planteado fuertemente también lo del aborto”, dijo en declaraciones a FM Corazón, la radio de la curia.
Ahora, cuando el Senado cerró el camino para la legalización del aborto, discusión en la que la Iglesia salió a oponerse con fuerza con el eslogan «Salvemos las dos vidas», en el debate por la reforma de la ley de educación sexual integral aplicaron una variente y piden: «Salvemos la familia».
«La sovietización de la educación avanza contra Dios y la familia, por lo tanto se hacen enemigos de la Patria», plantea -desde su Facebook- el cura Leonardo Yacob, párroco de Santa Elena, sitio donde ya se están dando cursos para enfrentar esa reforma sobre la que está trabajando el Congreso.
A la educación sexual integral, la Iglesia contrapone su propio programa, que denomina «educación integral de la sexualidad».
«Educar es un deber y un derecho de los padres, el Estado es subsidiaro de la familia en este asunto. No puede la autoridad obligar a los padres a aceptar una educación que contradiga la verdad y su conciencia. La educación sexual con perspectiva de género no es compatible con la realidad, es instrumento de una ideología que quiere imponer su visión sobre la realidad y hacer de ella un modo de justificar sus desvíos», plantea el cura Yacob.
Foto: Arzobispado de Paraná
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.