Cuesta imaginar que en ese lugar que ahora está rodeado de maleza, destruido, sometido al vandalismo más atroz, esté la historia, es un decir, de los inicios del servicio de agua potable en la ciudad.
Ahora es una casona que hasta hace un poco más de una década fue un restorán, pero que en este momento tiene los vidrios destruídos, el techo en un proceso de destrucción. Así está la construcción que dio cabida a Señor Anderson, en 2003.
El otro sector, el subterráneo, donde funcionaron las máquinas productoras de agua potable, y que dio cabida a Budha, el boliche bailable, está peor. Un indicio de lo que se encuentra ahí adentro, ahí abajo, lo da la chimenea que sobresale, al frente a las piletas: el estado de la chimenea.
Todas esas instalaciones fueron entregadas en concesión por el gobierno de la ciudad a empresarios privados en 2003 para montar allí un negocio.
Por el uso de esas instalaciones antiquísimas, la ciudad cobró nada: primero fueron $570 al mes, y 10 años después, cuando la concesión llegó a su fin, no alcanzó los $700.
En mayo de 2003, la Municipalidad de Paraná concesionó por diez años el uso de las instalaciones en desuso del primer sistema de agua de la ciudad, ubicadas en el predio del camping de la Toma Vieja. El permiso fue para una Unión Transitoria de Empresas (UTE) conformada -en ese momento- por dos grupos económicos de Buenos Aires y uno de Paraná para montar un proyecto que abarcaba tres obras: la construcción de un boliche bailable sobre lo que fue la cisterna, la edificación de un restorán en la vieja casona donde funcionaban las máquinas a vapor del mecanismo que proveyó agua a Paraná a partir de la última década del 1800 y el acondicionamiento de piletones para hacer espectáculos masivos.
La concesión fue otorgada por 10 años —es decir hasta el 21 de mayo de 2013— a cambio de un canon que arrancó siendo de $570 por mes y que terminó siendo de $670, y de las obras que se hicieran en las instalaciones. La nueva infraestructura pasaría, una vez concluida la concesión, al patrimonio municipal. Esas fueron las condiciones acordadas por el gobierno de Sergio Varisco con la UTE -integrada por el grupo económico local MAC SA, cuyo referente era el empresario Miguel Marizza, y por dos firmas de Buenos Aires: FACO SA y M. Aramburo-, que anunció en 2003 una inversión de $400.000.
Como contó Entre Ríos Ahora, una vez remozados los viejos edificios, sumidos en el abandono durante décadas, se pusieron en marcha el boliche, Budha, y el resto bar Señor Adnerson (en alusión al inglés James Anderson, impulsor del mecanismo que abasteció con agua corriente a Paraná entre 1890 y 1939). De los trabajos en los piletones, que estaba previsto en el proyecto que concluyeran en abril del 2004, y que consistían en “refuncionalizar dos de las antiguas piletas de sedimentación” con el fin de poder organizar macro eventos con la posibilidad de instalar carpas que alberguen a 10 mil personas”, no se supo nada.
Entre 2004 y 2005, el funcionamiento de la disco y el bar generó un boom comercial en la Toma Vieja, pero a partir de 2006 el éxito empezó a decaer. En ese año, las abundantes lluvias encendieron el alerta por los deslizamientos del terreno en las barrancas aledañas a la sala de máquinas (Anderson) y el local fue clausurado por la Municipalidad. Por ese motivo, el concesionario restituyó el local a la comuna, y desde entonces el lugar permaneció cerrado.
Mientras tanto, se sucedieron una serie de relanzamientos de discos (en la ex Budha) hasta llegar a la última denominación, Pueblo Zen. Hasta que cerró por completo.
Los edificios en cuestión son parte del patrimonio histórico de Paraná. Llevan más de cien años en pie y guardan el valioso pasado referido al primer sistema de provisión de agua corriente de la ciudad. Así es que fueron incluidos como bienes de interés histórico en el Catálogo Oficial, instaurado por la ordenanza 7.305, sancionada en 1990, que crea el Programa de Preservación Cultural y Ambiental de la ciudad con el fin de conservar bienes muebles, inmuebles y zonas con valor o significación cultural.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.