-Me hacía acabar. Pero no fue lo más grave que pasé.Pasé cosas peores.

Tenía 14 años cuando decidió meterse de monaguillo en la parroquia San Lucas Evangelista, de Lucas González.

Ser monaguillo era una tarea rutinaria: ayudar con los menesteres de la misa al cura, estar atento a sus peticiones, un ritualismo repetido, nada fuera de lo común.

También, eso lo supo después, era preciso acompañar a los curas -dos había en la parroquia San Lucas Evangelista- en sus viajes a las capillas cercanas a la ciudad. Empezó a viajar a las parroquias cercanas.

Lucas González está a 135 kilómetros de Paraná, en el departamento Nogoyá, y ha conseguido una triste celebridad: allí ocurrieron los abusos y la corrupción de menores que llevó a la cárcel al cura Juan Diego Escobar Gaviria, condenado el 6 de septiembre de 2017 a 25 años de prisión efectiva. 

Escobar Gaviria estuvo en Lucas González desde 2005 y hasta finales de octubre de 2016, cuando fue denunciado por abusos en la Justicia.

Es colombiano, enrolado en la Cruzada del Espíritu Santo, la congregación religiosa que es dirigida ahora por el cura Henry Wilson Echavarría, pero que tiene a su líder indiscutido en Rosario, en la parroquia Natividad del Señor, Ignacio Peries.

También es colombiano Hubeimar Alberto Rua, que en 2012 llegó a Lucas González designado por el arzobispo Juan Alberto Puiggari  como vicario en la parroquia San Lucas Evangelista.

S. tenía 14 años cuando se encontró con Hubeimar en Lucas González: Hubeimar comenzó a abusarlo cuando no había despertado a la adolescencia.

Así lo cuenta S.:

-No me acuerdo si fue en 2014 o 2015, cuando estuvo este cura Hubeimar en Lucas. Ni el apellido me acuerdo. Sé que es Hubeimar. De eso me acuerdo. Primero empezó a tocarme, así, por arriba de la ropa cuando íbamos en el auto a dar misa en las capillas de la zona, como la Aldea San Simón. Era un toqueteo por arriba. Él me decía que me tenía que dejar tocar, y no me acuerdo qué verso me ponía para hacer eso.

El cura Hubeimar lo abusaba en camino a las misas, antes de confesar, después de comulgar: lo abusaba convenciéndolo a S. que eso estaba bien, que debía ser así.

S. no sabía si estaba bien o estaba mal:  no tenía conciencia de qué era lo que le pasaba. Qué hacían con él.

-Yo era muy chico y no sabía nada de todo eso. No sabía qué era lo que me estaba haciendo el cura. Así empezó todo: con los toqueteos en los viajes -cuenta S.-. A lo mejor yo lo tomaba como un juego, o algo así. No sé.

Pero una vez ocurrió algo más grave, más oscuro: el abuso fue peor.

S. estaba en la casa parroquial: los monaguillos suelen andar merodeando la casa parroquial ante de las misas, después de las misas.

S. estaba en eso: cerca de la pieza del cura Hubeimar.

-Al frente de la pieza de Juan Diego (Escobar Gaviria) estaba la pieza donde dormía Hubeimar. Y ahí pasaron los hechos.

Así los relata: «los hechos».

-Me masturbaba, cosas así.

S. recuerda que lo que pasó con Hubeimar fue grave, pero no tanto como los abusos que soportó de parte de Escobar Gaviria.

-Fueron cosas peores con Juan Diego.

S. llevará esos abusos a la Justicia.

El abogado Mariano Navarro se presentará este lunes en los Tribunales de Nogoyá para denunciar al cura  Hubeimar Alberto Rua. De ese modo, se convertirá en el cuarto miembro del clero entrerriano con causa penal por corrupción de menores. Ya fueron condenados a 25 años de prisión Escobar Gaviria y Justo José Ilarraz; Marcelino Moya, en tanto, tendrá una audiencia en la Justicia el próximo 11 de este mes en la Cámara de Casación Penal: procura que se dicte la prescripción.

S. ya denunció a Escobar Gaviria. El juicio será los días 12 y 13 de noviembre, en los Tribunales de Gualeguay. Será la primera víctima que tendrá dos juicios, contra dos curas, el mismo horror: la corrupción de menores.

El abogado Mariano Navarro anuncia que este lunes presenta el caso en la Justicia.

Ya fue querellante en el primer juicio contra Escobar Gaviria, y también inició una demanda civil contra la Iglesia por los daños que soportaron las víctimas y sus familias.

S. dice que nunca pudo hablar lo que soportó de los curas en la parroquia de Lucas González. Hasta ahora.

-Una, por vergüenza, y otra, porque mi  familia iba a sufrir mucho. Yo, cuando me di cuenta que eso que me hacían los curas no estaba bien, decidí no ir más a la iglesia.

 

 

 

 

 

 

Ricardo Leguizamón

De la Redacción de Entre Ríos Ahora