El pediatra Guillermo Zanuttini tiene vasta experiencia en el trabajo en el primer nivel de atención sanitaria de la población más vulnerable.

Fue parte del Programa Materno Infantil (Promin) y, después, participó del plan Ingreso Ciudadano para la Niñez de Paraná (Incinipa).

En marzo asumió como subsecretario de Redes Integradas de Servicios de Salud del gabinete de la ministra de Salud, Sonia Velázquez, y conoce, aún sin estar en un puesto ejecutivo, de qué modo las políticas económicas afectan la atención sanitaria de los sectores más desfavorecidos.

«Cuando tenemos un modelo económico social restrictivo, privativo de derechos, se generan brechas de mayor desigualdad, y, ciertamente, los indicadores sanitarios son los primeros que se empiezan a resentir.Hay un deterioro en la calidad de atención, y por fuera del sistema de salud, hay una afectación en las condiciones de trabajo, que no son las mejores, se deprimen los salarios, se achica el mercado, y eso genera incertidumbre, y un incremento en la brecha», analiza Zanuttini.

Guillermo Zanuttini.

 

En Salud advierten una primera afectación: con la disparada del dólar y la zozobra económica, los proveedores del Estado no cumplen con las entregas de equipamiento e insumos, aún cuando las licitaciones ya hayan sido adjudicadas y el trámite esté completo. «Hay muchos proveedores con licitaciones adjudicadas que optan por pagar las multas y no entregan medicamentos o equipamientos cuya entrega ya había sido pactada. Eso forma parte del escenario de las últimas semanas, en virtud de la incertidumbre que ha generado el modelo económico en vigencia», apunta.

Zanuttini censura con severidad la anulación de programas asistenciales que resultaban clave para la atención sanitaria de población en riesgo, y cita el caso del plan Qunita.

El Plan Qunita consistía en entregar a 140.000 mujeres embarazadas y sin otra cobertura social un kit de elementos para los primeros tiempos del bebé, para lo que se destinaron 1.100 millones de pesos.

El kit contenía una de cuna de madera con colchón y acolchado, juego de sábanas y toallas, enteritos de manga larga y corta, bolsa y cambiador, además de chupete, mordillo, extractor de leche materna y un termómetro digital, así como un tarjetón identificatorio y un diario para que la mamá registre el historial de su hijo, en entre otros elementos.

El programa se vio mediatizado y judicializado con la decisión del juez federal Claudio Bonadío de procesar al exministro de Salud y actual gobernador de Tucumán Juan Manzur. La consecuencia fue la desaparición de ese programa.

«El Plan Qunita fue una de las últimas medidas en materia sanitaria de la gestión anterior, y consistía en la entrega de un kit para la madre y el recién nacido, que para muchos sectores excluidos resultó muy significativo. En la provincia tenemos 22 mil nacimientos por año -aunque en los últimos tres años estamos teniendo un descenso muy paulatino-; de esos 22 mil nacimientos, 12 mil ocurren en el sector público -explica Zanuttini-. Con Qunita se llegaba a las pacientes que llegaban a los hospitales que cumplían con condiciones neonatales esenciales. Esto fue un trabajo que se hizo en Salud: definir qué maternidades están en condiciones de hacer parto, y cuáles no. Fue bastante costoso. Fue un trabajo que me tocó hacer desde Maternidad e Infancia. Hoy podemos decir que más del 94% de los partos públicos ocurren en once maternidades donde se garantizan esas condiciones esenciales. Con Qunita habíamos empezado a mejorar uno de los componentes, la calidad de los controles de embarazo, que influye en la mortalidad perinatal».

El Plan Qunita desapareció y con ello la posibilidad de generar un plan de seguimiento de la embarazada. «No era solo el kit, sino que se acompañaba con los controles de embarazo. Pero a Qunita se lo demonizó a partir de la corrupción, con el argumento de que eran sumamente costosos. Pero se lo eliminó y no se lo reemplazó por otro programa, de caracteristicas similares.. No. Se sacó del presupuesto nacional», apunta.

No sólo se suprimió Qunita sino que Salud ha sido devastada, dice Zanuttini.

La provisión de leche para los recién nacidos que estaba a cargo de la Nación ahora fue asumido, de urgenia, por la Provincia. «No es la entrega de la leche como dádiva, sino que forma parte de programas de atención materna. En la Provincia se destinaban 500 mil kilos en el año, destinado a sostener la captación de mujeres embarazas en el sistema público, y proveer en los primeros meses de vida del bebé para que la mujer pueda sostener la lactancia. y a partir de los seis meses de vida, lo entregamos como un alimento de alta calidad nutricional para mejorar la alimentación entre los 6 meses y los 2 años de vida», detalla.

«Pero este programa, que es histórico en salud, fue afectado por los recortes de la Nación -cuenta-. Este año, la Provincia ha tenido que comprar más de 140 mil kilos. Hay ahora una compra pendiente de 40 mil kilos más, que está trabada por el costo de la leche. Sucede que lo que se cotizó a un precio ha quedado desactualizado por la suba del dolar».

Lo mismo, señala, ocurre en el Plan de Salud Sexual y Reproductiva. «Ese plan -detalla Zanuttini- implicaba la obligación por ley de brindar información necesaria a la comunidad, a la familia, de modo de facilitar insumos cuando se decidía espaciar embarazos, o no tener un hijo. En todo eso, que tenía connotaciones simbólicas, culturales, que movía al trabajo en equipo, y que generó mucho esfuerzo, se rompió la continuidad en la provisión de estos insumos. Acá también la Provincia tuvo que salir a comprar anticonceptivos, preservativos y así una serie de programas, que se fueron resintiendo con mucha incertidumbre».

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.